Entrevista a Alejandra Morán Ordóñez, integrante del proyecto INFORMED
Es ecóloga del paisaje y se ha incorporado al equipo de investigadores de InForest, la joint research unit del CTFC con el CREAF en el marco del proyecto INFORMED. Ha recorrido un largo camino para llegar aquí, desde las montañas cantábricas, pasando por el continente australiano, hasta la cuenca mediterránea. Ahora contribuirá al estudio de los efectos del cambio global sobre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, ligados a los bosques mediterráneos.
Alejandra Morán Ordóñez. Completó su doctorado en la Universidad de León sobre los cambios en los usos del suelo en las montañas cantábricas. A continuación, partió hacia Australia, donde consiguió un contrato postdoctoral en la Monash University y después en la Universidad de Melbourne, en el Centro de Excelencia para las Decisiones Ambientales (CEED) del Australian Research Council (ARC). Ahora, después de tres años, vuelve desde las antípodas para incorporarse al CREAF y al CTFC en el marco del proyecto INtegrated research on FOrest Resilience and Management in the mEDiterranean (INFORMED).
¿En qué consiste tu tarea, como ecóloga del paisaje?
En mi ámbito de investigación estudio los cambios que se producen en el paisaje. Estos cambios pueden tener un origen natural, pero también antropogénico, es decir, ligados a la actividad humana, como son los cambios en los usos del suelo. Para ello, utilizo herramientas de análisis estadístico con imágenes de satélite y otros datos (climáticos, topográficos, etc.) que permiten estudiar cómo afecta todo esto a la biodiversidad, tanto en el espacio como en el tiempo.
Comenzaste tu trayectoria en el norte de España. ¿Cuál era tu foco de interés en aquella época?
Durante mi programa de doctorado en la Universidad de León, estudiaba cómo habían cambiado los usos del suelo en las montañas cantábricas en respuesta a los cambios socioeconómicos que se han producido durante la segunda mitad del siglo XX. A estos efectos, me centraba en los servicios ecosistémicos (los beneficios que la naturaleza aporta al bienestar de las personas) que ofrecían los hábitats semi-naturales. Concretamente, me centré en estudiar cómo influenciaban las prácticas tradicionales de gestión del medio (principalmente la trashumancia con ovejas) en la composición del paisaje. En ese caso, el paisaje era un mosaico de matorrales y pastizales.
Después colaboraste durante unos años con el ARC-CEED en Australia. ¿En qué consistía tu línea de investigación?
Evaluábamos los efectos del cambio global sobre la biodiversidad australiana en biomas muy diferentes entre sí, desde la sabana tropical hasta las zonas áridas.
En el CEED tuve la oportunidad de trabajar con referentes mundiales en modelización de la distribución de especies y en el análisis de decisiones, que son dos metodologías que se utilizan para estudiar los efectos del cambio global sobre la biodiversidad.
Ahora que has vuelto de las antípodas, te incorporas a InForest. ¿Cómo percibes este cambio?
Estoy emocionada por la oportunidad de colaborar con el CREAF y con el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña. Me encanta aprender el funcionamiento y los valores de sistemas ecológicos diferentes y esta es una ocasión para poder aplicar mis conocimientos al estudio de los bosques mediterráneos. Me resultan muy interesantes como caso de estudio, tanto por su belleza como por sus valores culturales y biológicos, así como la estrecha relación que mantienen con las poblaciones humanas.
¿Cuál es la misión de los investigadores que trabajáis en el proyecto INFORMED?
INFORMED busca desarrollar un marco conceptual para predecir los efectos del cambio global sobre la región mediterránea, a diferentes escalas espaciales y temporales.
Es una manera de integrar la investigación sobre la gestión y sobre la resiliencia de los ecosistemas, es decir, su capacidad de superar las perturbaciones a lo largo del tiempo y de volver a su estado original. Por otra parte, propondrá unas líneas básicas a seguir para aplicar este método a casos concretos dentro de la cuenca mediterránea.
¿Se sigue alguna metodología en particular para alcanzar este objetivo?
Se utiliza el sistema de generar escenarios, es decir, simular situaciones futuras como resultado de un conjunto de circunstancias posibles (biofísicas, demográficas, climáticas, económicas, etc.) en un entorno concreto. Estos escenarios tendrán en cuenta la evolución socioeconómica del lugar e identificarán los factores principales que regulan los cambios ambientales y que tienen un particular impacte sobre la dinámica forestal. A partir de aquí se lleva a cabo el estudio de casos para encontrar las estrategias políticas, de gobernanza, etc., más adecuadas para una buena gestión del medio natural frente al cambio global.
¿Quién más participa?
Efectivamente, no estamos solos en este cometido. El proyecto está dirigido por un consorcio de quince miembros pertenecientes a diez países a ambos lados del Mediterráneo. Entre todos se reúne una experiencia multidisciplinaria equilibrada entre los ámbitos de la ecología (incluyendo la genética, la ecología funcional y la ecología de comunidades), la gestión forestal, la gobernanza y la economía. Algunos de los investigadores del CREAF que participan en el proyecto son líderes del caso de estudio de Cataluña, como Javier Retana del CREAF, Lluís Coll (CTFC-CREAF) i Lluís Brotons (CTFC-CREAF).
¿Cómo se distribuirán los resultados y qué repercusión social tendrán?
Los conocimientos obtenidos servirán para desarrollar estrategias de gestión que ayuden a aumentar la resiliencia de los ecosistemas.
La información que obtengamos durante los tres años de realización del proyecto nutrirá directamente la evaluación regional de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos de la Plataforma Intergubernamental de la Biodiversidad y de los Servicios Ecosistémicos para Europa y Asia Central (IPBES). De hecho, Lluís Brotons es su autor principal. A partir de ahí, las políticas de gestión enfocadas en incrementar la resiliencia de los ecosistemas ayudarán a mantener los beneficios que éstos nos aportan, con todas sus implicaciones socioeconómicas.
Entre Cataluña y Australia: ¿te costaría escoger dónde practicar la investigación?
Debo reconocer que mi experiencia en Australia fue excelente, tanto profesional como personalmente. Para una ecóloga del paisaje es un lugar fascinante, de parajes diversos y espectaculares. Sin embargo, se encuentra muy lejos de mis orígenes asturianos y añoraba la vieja Europa, con su cultura y sus paisajes. Ansío descubrir tanto sus secretos naturales y como sus delicias gastronómicas. Además, aún conservo mi debilidad por los entornos alpinos y subalpinos… me hace verdadera ilusión explorar los Pirineos.
Autora: Laia Núñez Casillas