Aún falta información para constatar científicamente que los bosques mejoran la salud de las personas
Un estudio reciente en el que han participado el CREAF, el CTFC y la UAB constata que casi el 20% de los estudios que se han hecho para relacionar la salud de los bosques y la de las personas no son completos. Por ejemplo, no describen el tipo de bosque y las variables forestales utilizadas son muy heterogéneas.
"Aunque hay evidencia científica que relaciona el bosque y la salud humana, la mayor parte se centra en la parte médica y obvia el componente ecológico de los ecosistemas forestales", explica el primer autor del artículo, Albert Bach, investigador ICTA y el CREAF. Y añade "así como estudiamos la salud de las personas de manera integrada con sistemas interrelacionados, también deberíamos analizar los bosques como un sistema complejo y rico".
El estudio, donde han participado los investigadores del CREAF Josep Peñuelas y Joan Llusià, ha analitzado los compuestos orgánicos volátiles (COVs) que emiten las plantas para comunicarse entre ellas, defenderse de las plagas o responder a las situaciones ambientales. Aunque se cree que pueden estar relacionados estrechamente con los beneficios que sentimos las personas cuando estamos el bosque, no se han encontrado todavía cuál es el mecanismo que lo provoca.
De hecho, esta investigación publicada en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health ha analizado las variables de salud de varios voluntarios y voluntarias como la presión arterial, la frecuencia del pulso y los niveles de cortisol alpasear por el bosque. En este caso tampoco se han podido identificar unos patrones claros que relacionen estas variables y el tipo de bosque. Por ello, los investigadores remarcan que es imprescindible seguirlo estudiando.