400 mariposas han volado por toda Barcelona con un código marcado en el ala
Yolanda Melero nos recibe por la mañana en el parque del Carmel de Barcelona. Le acompaña su equipo de las mariposas: Swarup Bhowmik y Ashley Tejeda equipados con un par de cazamariposas, un termómetro y una guía de mariposas urbanas. Los tres, nuestro fotógrafo Galdric Mossoll y yo misma vamos hasta la colina más alta del parque y... comienza la acción. Con maña y paciencia van capturando una a una las mariposas que viven en el parque y las apuntan en una lista: nombre y apellidos (especie), temperatura y zona exacta donde se ha encontrado. Parece fácil a simple vista, pero probándolo hemos podido experimentar en persona que es una tarea que necesita de experiencia consolidada. En total, en un día de campo, nuestros investigadores e investigadoras pueden llegar a contabilizar centenas de mariposas.
Cuando tienen la mariposa entre las manos, el primer paso es apuntarla en el listado de los hallazgos del día y ponerle un código en el ala: “Marcamos las alas de las mariposas 'blanquita de la col' (Pieris rapae) con un código numérico, así podemos reconocerlas cuando las volvemos a capturar en el mismo parque o en otro y descubrir si se han dispersado. Nuestro objetivo es dibujar el viaje que realizan las mariposas urbanas y ya llevamos marcadas casi 400”, nos explica Melero, investigadora del CREAF y de la Universidad de Barcelona (UB). Este proceso no causa ningún daño al animal y se realiza en todo momento desde la supervisión científica.
¿Tienen fiebre?
En segundo lugar, los expertos en mariposas nos sorprenden con un aparato muy meticuloso que mide la temperatura del tórax de cada mariposa. Los insectos no regulan la temperatura de su cuerpo de manera interna como nosotros, sino que toman la temperatura del lugar donde se encuentran, por eso en verano se las ingenian con tácticas comportamentales para combatir el calor, como por ejemplo cerrar las alas perpendicularmente para tener menor incidencia del sol o moverse hacia zonas de mayor sombra.
“Estamos midiendo la temperatura del cuerpo de las mariposas en las ciudades para saber si regulan peor la temperatura corporal, porque hace demasiado calor, o si son capaces de adaptarse y mantenerla similar a las de la naturaleza con estos cambios de comportamiento que realizan”.
YOLANDA MELERO, investigadora del CREAF y de la Universitat de Barcelona (UB).
Si las mariposas no lo logran y regulan peor la temperatura en las ciudades podría jugar en contra de su supervivencia. Además, será necesario estudiar qué especies concretas los hacen mejor en este juego de la regulación y cuáles, en cambio, están sufriendo más los efectos de la isla de calor en las ciudades.
Buenos resultados
Este marcaje y seguimiento de mariposas se realiza en el marco de los proyectos SATURNO, MEDYCI y uBMS que lidera Melero desde el CREAF y la Universidad de Barcelona y que cuenta con una red de voluntariado y técnicos que identifican semanalmente –desde marzo hasta octubre – las mariposas que viven en los parques y jardines de Barcelona. El uBMS cuenta con la financiación del Ayuntamiento de Barcelona.
Este año, a pesar del calor que estamos teniendo, las lluvias frecuentes del mes de junio y algunas puntuales durante julio han permitido que sea una temporada "bastante buena" para las mariposas, según apunta la ecóloga, en comparación con los dos últimos años de sequía intensa y carencia de lluvias. Ahora habrá que ver si este conteo positivo de mariposas en las ciudades también es positivo para la temperatura de su cuerpo y no se ven afectadas por el calor exacerbado de las urbes.