08/02/2013 Noticia

El comportamiento de los animales puede dirigir y acelerar su propia evolución

Técnico/a de comunicación

José Luis Ordóñez García

Soy biólogo (UAB, 1995) y doctor en biología (UAB, 2004). Entré en el CREAF en 1996, como técnico de campo y laboratorio del Inventario Ecológico y Forestal (IEFC).
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Investigadores del CREAF y del CSIC revelan que los cambios en el comportamiento de algunas aves aceleran su evolución hacia formas y tamaños más adecuados para su nuevo estilo de vida. Las especies de palomas y tórtolas que abandonan el suelo para vivir en los árboles desarrollan patas más cortas y colas más largas más rápidamente de lo habitual.

Goura cristata. Foto: Oriol Lapiedra.
Goura cristata. Foto: Oriol Lapiedra.

Los cambios en las pautas de comportamiento de una especie pueden dirigir y acelerar su carrera evolutiva, según sugiere una investigación del CREAF y el CSIC, con la colaboración del NIMBios. El trabajo es portada del último número de la revista Proceedings of the Royal Society B y ha sido destacado por la revista Nature en su última edición. El estudio revela que las especies de palomas y tórtolas que cambian su hábitat natural del suelo a los árboles (por competencia con otras especies, por colonización de nuevos territorios, o por cualquier otra razón), evolucionan hacia morfologías más afines al medio arbóreo con tasas de cambio más rápidas que las que muestran las especies similares que siguen viviendo en el suelo.

Los investigadores han analizado rasgos de 156 especies de aves del orden Columbiformes, cifra que representa a más de la mitad de las que existen en el mundo. Según sus resultados, las que se han especializado en la vida arbórea (hecho relativamente reciente en la historia evolutiva de este grupo de aves) han desarrollado colas más largas y patas más cortas que las que habitan mayoritariamente en el suelo, y lo han hecho con una rapidez mayor de la que se observa en la evolución de sus parientes terrestres.

Ptilinopus melanospila. Foto: Oriol Lapiedra.
Ptilinopus melanospila. Foto: Oriol Lapiedra.

Con la información genética recopilada de estas 156 especies de palomas y tórtolas, el equipo ha reconstruido su árbol filogenético. De él se desprende que todas las especies arborícolas descienden de especies forrajeras terrestres y que, por tanto, su morfología ha aparecido más recientemente en la evolución.

Según el investigador del CREAF Oriol Lapiedra, primer autor del trabajo, “las patas más cortas y la cola más larga son rasgos más adecuados para moverse entre los árboles, ya que les confieren mayor estabilidad cuando se alimentan en las ramas”. Por el contrario, las patas largas y la cola corta favorecen el desplazamiento por el suelo.

El investigador del CSIC y del CREAF, Daniel Sol, que ha participado en la investigación, explica: “Hasta ahora, la evolución ha sido principalmente entendida como una consecuencia de los factores ambientales que configuran la forma y la función de los organismos”. No obstante, este trabajo podría indicar que “los cambios evolutivos también dependen de factores intrínsecos, como el comportamiento, que determinan cómo los animales interactúan con su medio ambiente”.

Caloenas nicobarica. Foto: Oriol Lapiedra.
Caloenas nicobarica. Foto: Oriol Lapiedra.

Camino sin retorno

Los cambios en el comportamiento no sólo pueden afectar al proceso evolutivo, sino que pueden dirigirlo hacia un callejón sin salida. Según la investigación, existe muy poca variabilidad morfológica entre las aves especializadas en la vida arbórea, y esto supone un riesgo desde el punto de vista de la evolución; si las condiciones cambiaran lo suficiente como para que estas aves necesitasen volver a alimentarse en el suelo, tendrían muy poco margen del que partir hacia una morfología diferente.

El artículo apoya la idea de que los cambios de comportamiento pueden conducir a generar nuevas formas y nuevas especies mediante la evolución, pero también ponen de relieve que las consecuencias de esa evolución dependen en gran medida de los límites impuestos por las exigencias del medio. Para Lapiedra, “aquellos grupos de especies con una mayor capacidad de modificar su comportamiento para enfrentarse a nuevas presiones selectivas podrían tener más posibilidades de superar con éxito el actual escenario de rápidos cambios ambientales inducidos por el hombre”.

Artículo de referencia

Lapiedra O, Sol D, Carranza S, Beaulieu JM. "Behavioural changes and the adaptive diversification of pigeons and doves". Proceedings of the Royal Society B. DOI: 10.1098/rspb.2012.2893

Destacado en Nature, aquí.

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