28/02/2022 Noticia

La sequía y la subida del nivel del mar, los impactos del cambio climático que más afectarán a la cuenca mediterránea

Responsable de comunicación

Anna Ramon Revilla

Soy licenciada en Biología (2005 UAB) y Máster en Comunicación Científica y Ambiental (2007 UPF) . Desde 2011 soy la Responsable de Comunicación del CREAF.
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El cambio climático provocado por el ser humano está causando una perturbación peligrosa y generalizada en la naturaleza y afecta a la vida de miles de millones de personas en todo el mundo. Las personas y los ecosistemas con menor capacidad de hacer frente a la situación son ya los más afectados, afirma la comunidad científica en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado hoy. La comunidad científica alerta de que el mundo se enfrenta a múltiples riesgos climáticos que viviremos durante las próximas dos décadas, y que en el Mediterráneo han comportado a día de hoy un calentamiento de 1,5°C (por encima de la media global , 1.1. ºC).

Si no se reducen las emisiones en las próximas décadas y se supera temporalmente el nivel de calentamiento establecido en el Acuerdo de París (1.5 ºC), se producirán impactos graves, algunos de los cuales serán irreversibles. El nuevo informe, elaborado por el Grupo de Trabajo II del IPCC, se ha centrado en el análisis del impacto, adaptación y vulnerabilidad de los ecosistemas naturales y de los sistemas socioeconómicos ante el cambio climático, así como análisis de las mejores estrategias para reducir su impacto en diferentes escalas. En este equipo internacional de expertos participa el profesor Jofre Carnicer, profesor de ecología de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona e investigador del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), que es el único experto de toda Cataluña -y uno de los pocos investigadores de todo el Estado- que ha formado parte. El documento fue aprobado este domingo 27 de febrero de 2022 por los 195 gobiernos miembros del IPCC en una sesión de aprobación virtual que se ha alargado dos semanas, desde el 14 de febrero y hasta ayer. El informe final es la segunda entrega del Sexto Informe de Evaluación (IE6) del IPCC, que se completará este año.

Jofre Carnicer, profesor de ecología de laFacultad de Biología de la UB e investigador del CREAF.

Según la comunidad científica, entre 3.300 y 3.600 millones de personas viven en un contexto altamente vulnerable al cambio climático, casi la mitad de la humanidad. A nivel global, las zonas más vulnerables son el África central, el sudeste asiático y América central, mientras que en el caso del continente europeo, la región más amenazada es el área del Mediterráneo. En este sentido, el nuevo informe es contundente: para evitar la pérdida creciente de vidas, de biodiversidad y de infraestructuras, es necesario adoptar medidas ambiciosas y aceleradas para mitigar y adaptarse al cambio climático. A pesar de los avances constantes en experiencias locales que estudian cómo reducir los impactos negativos del cambio climático en diferentes sectores (adaptación), el informe constata que todavía existe una distancia entre las necesidades totales y las acciones pioneras que se están implementando progresivamente . Los impactos del cambio climático son mayores entre las poblaciones de menores ingresos, en determinadas zonas geográficas del planeta más vulnerables y se modulan también en función de la edad y el género. El informe destaca que el desarrollo económico actual es insostenible, y que es esencial considerar la participación inclusiva de todos los actores sociales, y la equidad y la justicia climática, para elaborar acciones de mitigación y adaptación transformadoras, encaminadas a un modelo de desarrollo sostenible y resiliente a los impactos del clima.

"Este informe es una advertencia terrible sobre las consecuencias que puede tener no actuar", alerta Hoesung Lee, presidente del IPCC. "Muestra que el cambio climático es una amenaza grave y creciente para nuestro bienestar y para mantener un planeta sano. Nuestras acciones de hoy determinarán la forma en que las personas se adapten y cómo la naturaleza responda a los riesgos climáticos crecientes".

Este informe es una advertencia terrible sobre las consecuencias que puede tener no actuar.

Hoesung Lee, presidente del IPCC

“El coste ambiental de la inacción es muy elevado, y el informe concluye que es necesario actuar antes de que se cierre la ventana de oportunidad que tenemos, que es de sólo dos o tres décadas. Cada acción es relevante, ya sea en el ámbito gubernamental e internacional, en industrias y actividades sectoriales, o en cambios el estilo de vida de los ciudadanos, y estas acciones pueden contribuir progresivamente a reducir el calentamiento y los impactos en las próximas décadas y por las futuras generaciones. El informe destaca la necesidad de introducir urgentemente cambios profundos y transformadores en todos los sectores de la sociedad y, más especialmente, en todas las actividades económicas que generan emisiones. Los costes de adaptación a los impactos del cambio climático serán mucho más altos si no implementamos drásticamente una reducción de emisiones decidida en las próximas dos décadas que nos encamine a una trayectoria de calentamiento inferior a 2 ºC.”, alerta Jofre Carnicer, autor principal del IPCC por los capítulos de Europa y Mediterráneo.

La biodiversidad al límite

El aumento de las olas de calor, las sequías y las inundaciones superan ya los umbrales de tolerancia de muchas plantas y animales, provocando extinciones locales de poblaciones de algunas especies sensibles a la temperatura o con poca movilidad 

El resumen del informe del IPCC afirma que la vulnerabilidad humana y la de los ecosistemas son interdependientes. Por eso, pone el acento en los efectos actuales y futuros del cambio climático en la biodiversidad. Para ello se han utilizado más de 40.000 estudios que cubren los sistemas marinos y terrestres de todo el planeta. La ciencia afirma que el aumento de las olas de calor, las sequías y las inundaciones superan ya los umbrales de tolerancia de muchas plantas y animales, provocando extinciones locales de poblaciones de algunas especies sensibles a la temperatura o con poca movilidad, como son las especies endémicas o más especialistas, o mortalidades masivas de especies en hábitats más vulnerables al estrés térmico, como las praderas submarinas o los arrecifes coralinos. El informe se apoya en estudios científicos que advierten que más del 50% de las especies del planeta se han desplazado en los últimos años, hacia latitudes más al norte, o hacia zonas de mayor altitud, huyendo del aumento de temperaturas .

Asimismo, se ha analizado el riesgo de extinción de más de 100.000 especies de las que existe documentación científica. Los resultados son preocupantes, “podemos comprobar que en trayectorias de calentamiento por encima de los 1.5 ºC, es decir, sin una reducción drástica de emisiones en las próximas dos décadas, el riesgo de extinción aumenta en muchos grupos taxonómicos, a menudo por encima del 10% de las especies”, alerta Jofre Carnicer. El informe no da resultados o información de especies a nivel local, porque cada especie tiene una ecología única y cada patrón es extremadamente complejo, pero sí que destaca la primera extinción documentada de una especie de mamífero. Se trata del ratón con cola de mosaico (Melomys rubicola), originario de un islote tropical de baja altitud (Cai) cercano a Papua Nueva Guinea, y que se ha extinguido después de que se redujera drásticamente su hábitat por impactos climáticos extremos y por la subida del nivel del mar.

Melomys rubicola - Foto: Sara Bess/ Twitter: @achenesense

Las medidas de adaptación para mantener la biodiversidad y de cuyos servicios dependemos absolutamente como sociedad pasan por la restauración de los ecosistemas, el uso de soluciones basadas en la naturaleza y el aumento de territorio protegido.

Las medidas de adaptación para mantener la biodiversidad y de cuyos servicios dependemos absolutamente como sociedad pasan por la restauración de los ecosistemas, el uso de soluciones basadas en la naturaleza y el aumento de territorio protegido. “Hay que proteger de forma más consistente las áreas naturales del planeta porque somos muy dependientes de los servicios ecosistémicos para mantener la seguridad climática en el planeta. Los océanos y bosques absorben el 50% de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero y contribuyen a regular la temperatura del planeta. El informe documenta que un aumento de los impactos climáticos puede causar declives en la eficiencia de absorción global del CO2 por los ecosistemas y retroalimetar así positivamente el calentamiento” alerta Jofre Carnicer. Para ello, el informe apuesta por pasar del 16% de áreas protegidas en el mundo, un dato pactado en el Convenios mundial de la Biodiversidad, al 30% o incluso al 50% en 2030. "Las soluciones basadas en proteger la naturaleza o restaurarla son importantes, pero es necesario que vayan necesariamente acompañadas en primer lugar de reducciones de emisiones de gases drásticas en múltiples sectores en las próximas dos décadas", puntualiza Carnicer.

Un Mediterráneo en riesgo asimétrico

El Mediterráneo se calienta más rápidamente que la mayoría de zonas del mundo. En este ambiente ya ha aumentado la temperatura en 1.5 ºC, mientras que la media mundial se mantiene en torno a los 1.1 ºC. Hay consenso en que en el mediterráneo la sequía será un riesgo muy relevante. En este sentido, las predicciones apuntan a un aumento considerable de las sequías: por cada grado que aumente la temperatura veremos reducidas las lluvias un 4%, por lo que se predicen unas reducciones de entre un 5% a un 20% según la nuestra capacidad de reducir emisiones.

En el Mediterráneo el uso del agua en la agricultura deberá ser un punto clave para tratar de adaptarse a esta sequía y al aumento de temperaturas. A su vez, deberán promoverse otras formas de agricultura que sean más eficientes y mantengan mejor la humedad del suelo, como es la agricultura regenerativa que mantiene un suelo más fértil y rico en materia orgánica.

Foto: Julian Ebert de Unsplash

Además, en la cuenca del Mediterráneo la vulnerabilidad al cambio climático es muy asimétrica. El informe revisa los Objetivos del Desarrollo Sostenible en esta zona y muestra que los indicadores son extremadamente diferentes entre la orilla sur y el norte de la cuenca mediterránea. La orilla sur tiene índices de pobreza, seguridad alimentaria, acceso a las energías renovables, al agua, a la educación oa la salud más reducidos. Este hecho expone aún más a la población de esta zona a efectos del cambio climático ya que, por ejemplo, tienen menos recursos para adaptarse a los impactos futuros. “Un ejemplo muy claro de esa mayor vulnerabilidad al cambio climático en la orilla sur del mediterráneo es el incremento del nivel del mar en Egipto, un país de 103 millones de habitantes. Sólo en el Delta del Nilo se espera que más de 6.3 millones de personas puedan verse seriamente afectadas si el nivel del mar sube por encima de los 80 cm, un escenario contemplado con las tendencias de emisiones de gases de efecto invernadero que tenemos hoy día”.

Seguridad alimentaria

En Europa, la agricultura será un foco muy relevante de impactos y adaptaciones al cambio climático. La ciencia ya tiene constancia de que en los últimos 50 años las pérdidas de los cultivos europeos debidos a la sequía se han triplicado. En todo el mundo también se han visto bajadas de producción de hasta el 5% en los tres cultivos principales (maíz, trigo y arroz). Por lo que respecta al futuro, en la región mediterránea se esperan reducciones de hasta 17% de productividad en los peores escenarios. Por otra parte, a nivel mundial se estima que en torno al 10% de la superficie cultivable no podrá dedicarse a la agricultura por culpa del cambio climático en escenarios de alto calentamiento. Además, las personas trabajadoras del campo podrían estar sometidas a 250 días de mucho calor por año.

La ciencia ya tiene constancia de que en los últimos 50 años las pérdidas de los cultivos europeos debidos a la sequía se han triplicado. 

Aunque en la agricultura ya se toman medidas de adaptación, como los cambios en el calendario de los cultivos, los cambios de zonas de cultivos en zonas más altas, o el uso de especies más resistentes a la salinidad oa la carencia de agua, el informe documenta que en escenarios de calentamiento elevado (>2ºC) algunas medidas de adaptación pueden dejar de ser efectivas y no ser capaces de mantener la producción actual de alimentos.

Desarrollo resiliente en el clima

El informe destaca así la necesidad de esquemas de gobernanza justos e inclusivos, donde las medidas de adaptación se toman incluyendo la voz de todos los actores, facilitando acciones de co-creación de las soluciones en los distintos niveles. 

El informe actual reconoce que el desarrollo humano actual no es sostenible ni resiliente en el cambio climático. En este contexto, el informe destaca la necesidad de acciones transformadoras, que mitiguen drásticamente las emisiones y efectos del cambio climático ya la vez permitan adaptar el territorio y las personas, con especial énfasis en la necesidad de opciones inclusivas y equitativas. El informe destaca así la necesidad de esquemas de gobernanza justos e inclusivos, donde las medidas de adaptación se toman incluyendo la voz de todos los actores, facilitando acciones de co-creación de las soluciones en los distintos niveles. Así, por ejemplo, se tiene en cuenta el conocimiento de las poblaciones locales e indígenas, por ejemplo, al igual que los conocimientos más científicos. Por último, la comunidad científica recalca en su informe la necesidad de cooperación internacional y la colaboración de los gobiernos en todos los niveles con las comunidades, grupos socialmente más desfavorecidos, la sociedad civil, los organismos educativos, las instituciones científicas y de otros tipos, los medios de comunicación, y los inversores y empresas para facilitar desarrollos más sostenibles y resilientes al cambio climático.

IPCC: ciencia internacional en beneficio de las políticas medioambientales

Los informes del IPCC brindan a los gobiernos un conjunto de datos del máximo interés científico que pueden utilizar para diseñar las políticas climáticas. También constituyen una contribución fundamental a las negociaciones internacionales dirigidas a hacer frente al cambio climático en el marco de la Convención Marco sobre el Cambio Climático o Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

En concreto, el IPCC comprende tres grupos de trabajo: el Grupo de Trabajo I, que analiza las bases físicas del cambio climático; el Grupo de Trabajo II, que estudia el impacto, adaptación y vulnerabilidad, y el Grupo de Trabajo III, centrado en la mitigación del cambio climático. Ahora, el nuevo informe del GII amplía el marco de conocimientos sobre el cambio climático que hizo público el GI en agosto de 2021, en el marco del Sexto Informe de Evaluación (IE6) del IPCC.

Para elaborar el nuevo informe, un equipo científico internacional de cerca de 200 expertos -designados por el gobierno de cada país- han trabajado de forma coordinada durante los últimos siete años para recopilar el máximo de información científica -más de 40.000 publicaciones- sobre la problemática del cambio climático. Posteriormente, todo el conocimiento adquirido ha sido revisado en diferentes fases por los principales expertos de todo el mundo, así como por los interlocutores gubernamentales que elaboran las políticas públicas relacionadas con el cambio climático. Por último, el informe que sintetiza las conclusiones más destacadas se presenta de forma pública y abierta a toda la sociedad.

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