Los colores de otoño se han hecho esperar
El otoño de este año va varios días retrasado en Cataluña respecto al del año pasado, pero durante los próximos días disfrutaremos del máximo cromático en la mayoría de hayedos. El proyecto de ciencia ciudadana RitmeNatura invita a todo el mundo a enviar fotografías y observaciones del otoño en iNaturalist para su innovadora nueva campaña: FenoTwin.
El cambio climático sacude los ritmos de la naturaleza –la fenología– y retrasa, entre otros fenómenos, el cambio de color y la caída de las hojas. El proyecto de ciencia ciudadana RitmeNatura, que coordinan el CREAF y el Servicio Meteorológico de Cataluña (Meteocat), informa que este otoño los ritmos de la naturaleza van varios días atrasados respecto a la media y respecto a años anteriores. Se ha hecho esperar, pero finalmente esta semana llegará el máximo cromático a la mayoría de hayas de Catalunya, con colores rojizos o fuertemente anaranjados.
Este cambio de color tan esperado es el pistoletazo de salida del proyecto FenoTwin, una campaña de RitmeNatura donde puede participar cualquier persona haciendo fotos de los cambios cíclicos de la naturaleza que vea a su alrededor –caída de hojas en otoño, salida de hojas en primavera, de frutos, etc.– y subiéndolas a la aplicación iNaturalist o a través del formulario de entrada de datos del proyecto. La campaña es muy innovadora porque se combinarán las observaciones fenológicas hechas sobre terreno por personas voluntarias con las realizadas desde satélite –el otro método de seguimiento que utiliza la ciencia para estudiar los cambios de la naturaleza–.
Esta combinación permitirá generar un Digital Twin de la fenología, es decir, un gemelo digital de lo que está ocurriendo sobre el terreno. El producto tendrá forma de mapa donde se podrá consultar en cada momento en qué estado está el ritmo de la naturaleza en Cataluña. Una vez hecho, gracias a las aportaciones de todos, esta herramienta será pública y dará a conocer de forma sencilla e intuitiva los cambios experimentados por la vegetación en relación con el cambio climático.
Aunque pueden hacerse aportaciones durante todo el año, estos días de esplendor cromático de los árboles caducifolios se presentan como una oportunidad perfecta para introducirse en el mundo de la observación fenológica
ESTER PRAT, Coordinadora de RitmeNatura y técnica del CREAF
Otoño retrasado
En general, el otoño va bastante retrasado respecto al año pasado, cuando tuvimos unos meses de septiembre y octubre más fríos y lluviosos. El aumento de las temperaturas provocado por el calentamiento global implica un acortamiento del otoño climático, con unas primeras semanas cada vez más cálidas y unas heladas cada año más tardías. Según el boletín climático mensual de septiembre del Servicio Meteorológico de Cataluña, no estamos viviendo una excepción. Pasamos un septiembre más cálido de lo habitual en la mayor parte del territorio catalán, a excepción del macizo del Port y el cuadrante noroeste (incluyendo el entorno de la Cerdanya, el norte del Berguedà y el Solsonès), y acabamos de pasar por un octubre bastante más caluroso que la media.
Si hablamos de los efectos sobre los colores de otoño, estas variables son especialmente importantes en comarcas con mayor superficie de árboles caducifolios como el Ripollès, Osona, la Garrotxa o la Selva, donde también se han registrado entre 1 y 2 grados más de temperatura que la media en esta época del año.
Mientras, en los hayedos de Aran, el Berguedà o el Ripollès hace días que predominan los tonos ocres y marrones, especialmente en aquellos de cotas más altas. En otros de menor altitud, como las del Montseny o el famoso hayedo d’en Jordà, el momento de máxima coloración de otoño llegará en los próximos días. Otras especies caducifolias, como los abedules, robles, cerezos, arces o chopos siguen una dinámica similar, desplegando el otoño a medida que bajan las temperaturas. Por eso siempre vemos los cambios cromáticos primero en el Pirineo y poco a poco, al ritmo que marcan estas diferencias térmicas, van bajando cotas abajo.
Impacto planetario
Los cambios en el calendario natural que provoca el cambio climático afectan a los ciclos globales del planeta, las interacciones entre seres vivos, el ciclo de la materia orgánica, la capacidad de absorber CO2, la exposición a heladas, etc. Esto hace que, por ejemplo, una flor y un insecto determinado no se encuentren cuando hace falta, y acabe afectando también a la conservación de la biodiversidad. En este contexto, analizar los cambios fenológicos resulta esencial para estudiar los impactos del cambio climático a nivel planetario. Así pues, ver cómo varía el ritmo de la naturaleza también es una herramienta divulgativa preciosa que, si se acerca a la ciudadanía, tiene un valor aún mayor de sensibilización.
En este marco, el CREAF, con la colaboración del Servicio Meteorológico de Cataluña, gestionan el observatorio ciudadano RitmeNatura, iniciativa coordinada que implementa la fuerza de la ciencia ciudadana para recopilar datos y observaciones fenológicas. Ahora, RitmeNatura lanza FenoTwin, un nuevo proyecto financiado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) del Ministerio de Ciencia e Innovación, que da un impulso más a esta iniciativa y la hace mucho más tecnológica.
Del verde al marrón
Los cambios de color previos a la caída de las hojas son la expresión más visual de un conjunto de procesos fisiológicos complejos producidos en el interior de los árboles. El más importante es la degradación de la clorofila, el pigmento que da el color verde a las hojas.
Esta sustancia se ve deteriorada por el efecto de las bajas temperaturas y la disminución de horas de luz y permite el afloramiento paulatino de otros pigmentos que generan colores propios del otoño. Algunas de las moléculas pigmentarias que aparecerán son los carotenos, que dan el color naranja a las hojas, o las antocianinas, encargados de devolverlo todo de color rojo. Cada especie vegetal tiene una cantidad determinada de estas moléculas, generando la heterogeneidad cromática de los bosques.