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Recomendaciones y medidas de adaptación al cambio climático en la media montaña

Responsable de comunicación

Anna Ramon Revilla

Soy licenciada en Biología (2005 UAB) y Máster en Comunicación Científica y Ambiental (2007 UPF) . Desde 2011 soy la Responsable de Comunicación del CREAF.
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La vulnerabilidad de los bosques ante la situación de sequía y las altas temperaturas de los últimos años en las zonas de media montaña mediterránea (entre 500 y 1.500 metros de altura) ha subrayado la necesidad de aplicar una gestión del territorio adaptada al cambio climático que permita conseguir un paisaje más resiliente. Creada a partir de la recopilación de las experiencias implementadas y monitorizadas en el marco del proyecto europeo LIFE MIDMACC (Adaptando la montaña media mediterránea al cambio climático) en tres zonas distintas de la media montaña mediterránea (Valle de Aísa en Aragón, el río Anyet en Cataluña y el río Leza en La Rioja), quiere ofrecer a los gestores del territorio y propietarios una serie de medidas de gestión y recomendaciones para conseguir un paisaje más resistente a los impactos del cambio climático.

Además del CREAF y del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, el resto de entidades socias del proyecto son el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático, el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), el IRTA, la Universidad de Zaragoza, la Universidad de La Rioja, y la Universidad Autónoma de Barcelona. La Guía de momento está en catalán:

Entre las medidas propuestas para una gestión adaptativa se ha tenido en cuenta gestión forestal para la prevención de incendios, medidas para la recuperación de pastos donde actualmente hay matorral, y medidas para la introducción del cultivo de viña en las zonas de montaña para promover un paisaje heterogéneo. De esta forma, se consigue una mejora en la biodiversidad, en el contenido de materia orgánica en el suelo y un incremento de la disponibilidad hídrica, así como la reducción del área quemada de estas zonas de montaña. Casos como el incendio de febrero del año 2022 en el Cap de Creus, demuestran cómo la presencia de viñedos permitió que el paisaje fuera diverso, más resiliente y resistente ante los efectos del incendio.

Foto MIDMACC

Por otra parte, cabe destacar que las medidas propuestas en el ámbito forestal, ganadero y vinícola supondrán una mejora del desarrollo socioeconómico del territorio generando nuevos ingresos y fijación de la población en zonas que habían sido abandonadas progresivamente por falta de oportunidades. La guía también incluye recomendaciones para poder alcanzar este objetivo.

Mejorar la gestión del territorio para mejorar el caudal de los ríos

Uno de los aspectos más relevantes es cómo la gestión del territorio puede influir en la disponibilidad de recursos hídricos, dado que las zonas de montaña juegan un papel clave en el suministro de agua y, debido al cambio climático (más temperatura, más evapotranspiración) y la falta de gestión (abandono gestión forestal y actividad agro-ganadera), se ha producido un notable descenso de los caudales de los ríos mediterráneos, del orden de entre el 28 y el 49% en las cabeceras del Segre y de la Muga, respectivamente, en los últimos setenta años.

Por eso, la guía destina un capítulo exclusivo a analizar los efectos de una gestión adaptativa del territorio a escala de cuenca fluvial. Los resultados muestran que tanto en condiciones de clima actual como futuro, la aplicación de medidas adaptativas logran atenuar la pérdida de caudal, y en algunos casos, incrementarlo para las tres cuencas de estudio.

diana pascual

La aplicación de medidas adaptativas logran atenuar la pérdida de caudal, y en algunos casos, incrementarlo para las tres cuencas de estudio.

Diana Pascual, investigadora del CREAF en el MIDMACC

Los caudales de los ríos podrían empeorar y reducirse entre un 4 y un 12% más en los próximos decenios (dependiendo de la zona y escenario de cambio climático). En cambio, la aplicación de medidas de gestión adaptativa para adaptar el territorio a la nueva realidad climática, amortiguaría esta reducción hasta valores de sólo un 2% (en el caso del Valle de Aísa), o incluso aumentar el caudal del río un 7% (caso del río Anyet en Requesens, en la Albera). De hecho, si mantuviéramos el clima actual, los caudales de los ríos podrían aumentar hasta casi un 18% en aquellas zonas en las que se llevara a cabo medidas de gestión del territorio adaptativa.

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