Tener un cerebro grande puede acelerar la formación de nuevas especies
El estudio liderado por el CREAF y publicado en la revista Evolution ha cogido las aves como elemento de estudio y demuestra que el tamaño del cerebro es más importante a la hora de formar nuevas especies que otras características como la de ser una especie generalista o el hecho de vivir en una isla. Los loros son un claro ejemplo de este fenómeno, se caracterizan tanto por tener cerebros grandes y también tienen un ritmo de formación de nuevas especies muy elevado. Actualmente, hay más de 350 especies de loros vivas en todo el mundo.