Investigadores del CREAF y del CTFC reclaman una estrategia dinámica para conservar la biodiversidad en Europa
La Unión Europea se comprometió a frenar la pérdida de biodiversidad para 2020 mediante su Estrategia de Biodiversidad y a través de otros acuerdos internacionales. Sin embargo, a medida que se acerca el 2020, podemos ir viendo como los esfuerzos de conservación no están llegando a este objetivo.
Así comienza la carta que Virgilio Hermoso, investigador del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña, junto con Alejandra Morán y Luis Brotons, investigadores del CREAF, publicaban recientmente en Science.
Carta completa (traducción al castellano)
La actual estrategia de biodiversidad se centra en listas fijas de especies, definidas antes de los años noventa, de acuerdo con criterios opacos y apenas modificados, dejando a las especies más amenazadas sin cobertura legal a escala continental.
La próxima estrategia, que actualmente se está debatiendo dentro de la Comisión Europea, debe ser más ambiciosa y dinámica. Debería cubrir todas las especies y hábitats identificados como amenazados por evaluaciones científicas de primer nivel como son la Lista Roja de la UICN e incluir un proceso transparente para actualizar regularmente las listas como a medida que cambian las evidencias y descubrimiento científicos.
Todas estas especies y hábitats deben ser gestionados lo antes posible. Europa es un territorio densamente poblado y la competencia por el territorio está limitando el número de nuevas áreas protegidas. Para contrarrestarlo, se podría adoptar la red existente de zonas protegidas "Natura 2000" como punto de partida sobre el que empezar a trabajar. Los planes de gestión de áreas individuales se revisarán para incluir las especies amenazadas que vayan surgiendo a medida que se actualizan las listas.
De hecho, aunque para dar un paso adelante habría que crear una lista verdaderamente dinámica de especies amenazadas, incluso esto sería insuficiente dado que el clima y los cambios en el uso de la tierra hacen que las distribuciones de especies cambien constantemente. Para ello sería necesario tener una red dinámica en la que las áreas protegidas cambiaran constantemente en el espacio para coincidir con los movimientos de especies, y esto no es realista por razones socioeconómicas.
La próxima estrategia de conservación de la biodiversidad debería mirar más allá de las áreas protegidas.
En este sentido, la próxima estrategia de gestión de la biodiversidad a nivel europeo debería integrar la red de infraestructuras verdes, que la Unión Europea está desarrollando, como herramienta para mantener los servicios de los ecosistemas y conectar las áreas protegidas. Este paso reconocería que las áreas entre zonas protegidas también tienen un valor de conservación que pueden ayudar a alcanzar los objetivos de la Estrategia de Biodiversidad.
La conservación en la Unión Europea necesita un impulso, pero los recursos son limitados y el clima político es difícil. La planificación post-2020 debe ser sólida y, sobre todo, transparente.
Virgilio Hermoso, Alejandra Morán-Ordóñez, Stefano Canessa, Lluis Brotons