08/02/2012 Noticia

El cambio climático reducirá el agua disponible en la cuenca del Tordera

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ACCUA alerta de las vulnerabilidades de las cuencas hidrográficas catalanas ante los efectos del cambio ambiental global. Ha sido un proyecto científico, pionero en el Mediterráneo, coordinado por el CREAF y financiado por la Obra Social de CatalunyaCaixa.

 

 

La Vall de Santa Fe forma part de la conca de la Tordera
La Vall de Santa Fe forma part de la conca de la Tordera

El proyecto ACCUA, realizado en colaboración entre la Obra Social de CatalunyaCaixa y el CREAF, ha evaluado durante tres años las vulnerabilidades del litoral catalán ante los efectos del cambio ambiental global en la disponibilidad de agua. El proyecto ha contado también con la participación del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias), el ETC-SIA (European Topic Center for Spatial Information and Analysis) y el Grupo de Hidrología Subterránea de la Universidad Politécnica de Cataluña. ACCUA se ha centrado en tres cuencas representativas de la franja litoral catalana: la Tordera, el Fluvià y el Siurana.

Los resultados de ACCUA referentes a la cuenca del Tordera, cuenca situada entre las comarcas del Vallès Oriental, la Selva y el Maresme, retratan una cuenca fuerza forestada que ha duplicado su superficie urbanizada en los últimos diez años y que tiene unas previsiones de crecimiento demográfico elevadas. Paralelamente, los registros climáticos ya constatan un incremento significativo de las temperaturas las últimas tres décadas.

En cuanto a las vulnerabilidades de este territorio ante el cambio climático, ACCUA prevé que la cuenca del Tordera vivirá una disminución importante de los recursos hídricos disponibles en los próximos años. En primer lugar, los expertos esperan que las aportaciones anuales de agua de los ríos de la cuenca disminuyan de forma relevante a medio plazo, y que continúen descendiendo hasta el 2100. Tal y como recalcan Eduard Pla y Diana Pascual, investigadores del CREAF y coordinadores de ACCUA:

 ... A medio plazo se prevé que las recargas subterráneas de los acuíferos disminuirán un 10% y que los caudales superficiales lo harán hasta un 14%.

Este impacto es consecuencia de las previsiones climáticas para el 2030 en esta cuenca.

Las previsiones apuntan a unos aumentos de temperatura de hasta 0,3 º C y unas bajadas en las precipitaciones de hasta un 7%.

Menos agua por los sistemas ecológicos, agrícolas y urbanos

Dada esta disminución generalizada del agua en los ríos, se prevé que aumentará el número de días con caudales por debajo del mínimo de referencia recomendado para garantizar el correcto funcionamiento del ecosistema del río (caudal de mantenimiento).

"Los resultados indican que a finales de siglo en la cabecera del río Tordera, se podrían incrementar en más de 60 días al año el número de días en que los caudales que bajan por los ríos no llegan al mínimo ambiental recomendado. Este hecho, puede comportar afectaciones de los bosques de ribera u otros ecosistemas fluviales ", concreta el Dr.Pla "

Cabe recordar que la cuenca del Tordera presenta una elevada diversidad de espacios naturales como son el Montseny y el Montnegre.

Los bosques, más vulnerables

Asimismo, el proyecto ha evaluado las vulnerabilidades de los bosques y los principales cultivos de la cuenca del Tordera ante este escenario de cambio climático.

Los resultados más relevantes alertan de que las especies forestales de ambientes más húmedos, como el castaño, el haya o el roble, podrían verse seriamente afectadas en determinados lugares de esta cuenca hacia finales de siglo.

Asimismo, los bosques del área de estudio se muestran más vulnerables ante el riesgo creciente de sufrir un incendio. Concretamente, en la parte baja de la cuenca se podría duplicar el número de días con riesgo de incendio extremo hacia el 2030. En cuanto a los cultivos, aumentarán de forma generalizada las necesidades de riego de los principales cultivos actuales de esta zona y se esperan cambios en sus ciclos de vida.

Por otra parte, ACCUA prevé una mayor estacionalidad en los caudales de los ríos de esta cuenca, con más diferencias según los meses del año.

Los expertos advierten de que, durante los meses de menos caudal se podrían ver afectados, por ejemplo, el suministro de agua a la población y a los sectores industriales y agrícolas.

Más allá de las medidas de mitigación deberán aplicarse medidas de adaptación

De forma paralela a las medidas de mitigación que se impulsan a todos los niveles, ACCUA propone una serie de medidas de adaptación a medio plazo y a largo plazo. "Las medidas propuestas hoy deben permitir anticiparse a los cambios y preparar los sistemas naturales y sociales en el futuro" recalca el Dr. Pla. En el caso de la gestión de los recursos hídricos en la Tordera, ACCUA propone una gestión integrada de los recursos hídricos, que planifique los usos futuros del suelo de la cuenca según la disponibilidad de agua esperada, y que favorezca el ahorro de agua fomentando un uso racional y su reutilización. En cuanto a los caudales de mantenimiento ambiental, los expertos proponen identificar los tramos y las comunidades de seres vivos más vulnerables para desarrollar planes de conservación a medida. Asimismo recomiendan promover una gestión forestal que asegure estructuras más sanas, más resistentes al fuego y al estrés hídrico. Finalmente, en cuanto a la agricultura, se proponen cambios en las técnicas agronómicas y cambios de variedades que sean más eficientes y robustas ante las nuevas condiciones.

Los autores del estudio esperan que estos resultados se puedan tener en cuenta el desarrollo del Plan de Adaptación al Cambio Climático que se está llevando a cabo en Cataluña siguiendo las directrices europeas.

El proyecto ACCUA

El proyecto ACCUA (Adaptaciones al Cambio Climático en el Uso del Agua) nació en 2008 con un doble objetivo: evaluar la vulnerabilidad del territorio catalán ante los principales efectos del cambio global relacionados con la disponibilidad de agua, y determinar las medidas de adaptación más recomendables para responder a esta vulnerabilidad y minimizar sus consecuencias negativas.

Para alcanzarlos, ACCUA se planteó aplicar las previsiones de cambio climático hechas a partir de los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre el conjunto de la Cuenca Mediterránea, a una escala mucho más local y detallada. Para ello ha sido necesario incorporar, en el cambio de escala, el mayor número posible de condicionamientos que puedan afectar o modificar estas previsiones generales. Estos condicionamientos no son sólo climáticos, sino también socioeconómicos y demográficos, los cuales determinan, entre otras cosas, la demanda presente y futura de agua. El resultado es una metodología innovadora, que combina bases de datos muy diferentes (climáticas, ecológicas, económicas, sociales, etc.) Y las integra en una escala del territorio pequeña, sobre la que es posible identificar vulnerabilidades concretas y proponer medidas de adaptación bien dirigidas. Buena parte de los métodos y de la información de base aún no se habían considerado en otros estudios previos sobre cambio climático en Cataluña, y nunca se habían utilizado a una escala tan local.

 

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