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Los bosques españoles podrían acabar emitiendo más CO2 del que absorben.

Responsable de comunicación

Anna Ramon Revilla

Soy licenciada en Biología (2005 UAB) y Máster en Comunicación Científica y Ambiental (2007 UPF) . Desde 2011 soy la Responsable de Comunicación del CREAF.
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Según un informe que revisa los resultados obtenidos de aplicar el modelo de simulación forestal GOTILWA+, existe un “riesgo elevado” de que parte de los ecosistemas forestales españoles “se conviertan en emisores netos de carbono” durante la segunda mitad del siglo XXI. Una gestión adaptativa de los bosques al cambio climático es “fundamental” para mitigar el impacto negativo sobre los ecosistemas forestales y los bienes y recursos que éstos ofrecen a la sociedad.

Bosques
Bosques

El estudio, que ha sido publicado en el último número de la revista técnica de ecología y medio ambiente Ecosistemas, editada por la Associació Espanyola d'Ecologia Terrestre, analiza los datos obtenidos por el modelo de proyecciones de crecimiento forestal GOTILWA+ (Growth Of Trees Is Limited by WAter). Este modelo basado en procesos ecofisiológicos permite explorar los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas forestales ante condiciones ambientales cambiantes, y, desde la perspectiva de la gestión, permite simular distintos itinerarios de gestión de la masa forestal y compararlos entre sí.

La revisión científica está dirigida por los profesores del departamento de Ecología de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona e investigadores del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) Santiago Sabaté y Carlos Gracia, conjuntamente con el investigador del departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona Daniel Nadal.

Proyecciones de futuro de los bosques españoles

Para los escenarios de cambio climático simulados a partir del modelo GOTILWA+, en el marco de los proyectos MONTES-CONSOLIDER y Med-FORESTREAM, resulta que la producción neta (carbono fijado por fotosíntesis menos carbono gastado por las plantas en respiración) de los bosques españoles se reducirá a partir de la segunda mitad de este siglo. Como consecuencia, los bosques que actualmente actúan como sumideros de carbono pueden pasar a actuar como emisores netos de carbono, ya  que la respiración de las plantas (cuando éstas absorben O2 y emiten CO2) y la descomposición de la materia orgánica muerta, superarán al proceso de fotosíntesis (cuando absorben CO2 y emiten O2).

Por su parte, GOTILWA+ también es capaz de simular los flujos de agua de en  distintos tipos de ecosistemas forestales; así, en el actual contexto de cambio climático, con una creciente aridez y un aumento de la demanda evaporativa, las proyecciones indican que la evapotranspiración de los bosques españoles se verá incrementada, lo que puede suponer un impacto negativo sobre otros ecosistemas, como los fluviales.

Áreas más sensibles

Las áreas más sensibles a los efectos del cambio climático son los bosques mediterráneos de encina, pino carrasco y pino silvestre, ubicados en la zona Sur-Suroeste de la península Ibérica.

Los bosques ubicados al noroeste también se verán afectados, ya que las proyecciones indican una severa reducción de precipitación en la región. Además, se muestra una mayor sensibilidad de algunos de estos bosques al incremento de la aridez, como los bosques de haya, que resultan especialmente sensibles a un incremento moderado de la temperatura media o los bosques ubicados en las cotas más bajas, con posible migración altitudinal.

La gestión forestal, imprescindible para mitigar los impactos del cambio climático

Gracia, Sabaté y Nadal destacan en el informe que una gestión adaptada a los cambios ambientales puede ser crucial para contribuir a la conservación de  los bosques ibéricos, y los bienes y servicios que de ellos se derivan. Sobre todo, debe tenerse en cuenta que los ecosistemas forestales  mediterráneos ya se encuentran en el presente muy limitados por la disponibilidad de agua. Al mismo tiempo, señalan que para atajar las limitaciones del modelo GOTILWA+, éste se está sometiendo a un proceso de revisión e innovación constante. “Una aplicación satisfactoria debe basarse en un profundo conocimiento del territorio tanto en lo que se refiere a las condiciones meteorológicas como a sus características edáficas, la fisiología de las especies vegetales y sus principales rasgos estructurales y poblacionales”, finalizan los investigadores.

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