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Nature da voz a 34 científicos que ponen en duda la solidez de las compensaciones voluntarias y los protocolos de créditos de carbono

Comunicación y Relaciones Internacionales

Adriana Clivillé Morató

Periodista con experiencia heterogénea en iniciativas de divulgación sobre cambio climático, biodiversidad, sostenibilidad, energías renovables, tecnología, territorio y su gestión con criterios ambientales. He trabajado para universidades, centros de investigación
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La revista científica Nature ha publicado una carta firmada por 34 científicos y científicas internacionales donde alertan que “la mayoría de las compensaciones voluntarias de carbono actuales no son sólidas ni capaces de neutralizar las emisiones de combustibles fósiles”, y afirman que numerosos estudios “han detectado problemas importantes y generalizados en muchos protocolos y programas de créditos de carbono”. En una carta necesariamente breve por norma editorial de Nature, aseguran que se han publicado numerosos estudios científicos que lo acreditan. Las 34 voces científicas firman a título personal y son especialistas en ciclo del carbono forestal, políticas del clima y mercados de carbono de universidades y centros de investigación sobre todo de EEUU y Gran Bretaña, seguidos de Australia, España, Holanda, Noruega y Suiza. Los únicos representantes de una organización de territorio español son los investigadores del CREAF Josep Peñuelas (también investigador del CSIC), Jordi Martinez Vilalta (a su vez profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona) y Maurizio Mencucini (que es investigador ICREA).

La reacción del grupo internacional de especialistas se produce a raíz de la reciente declaración del consejo de administración de Science-Based Targets initiative (SBTi), que consideran que rebaja la exigencia de los criterios sobre las compensaciones de carbono por parte de las empresas y relaja los valores fundacionales de SBTi. Según los representantes de la ciencia, la declaración de Science-Based Targets initiative abre la puerta para que las empresas utilicen compensaciones voluntarias del mercado de carbono para cumplir con los objetivos de emisiones de alcance 3. En concreto, el alcance 3 contempla los gases de efecto invernadero que no emite directamente la empresa, sino que son resultado de su cadena de valor y que, por tanto, llevan a cabo intermediarios. Se trata, por ejemplo, de compensar las emisiones del transporte de mercancías, operaciones comerciales o la eliminación de un subproducto.

La compensación voluntaria de carbono es la aportación económica que hace una empresa para participar en proyectos destinados a equilibrar las toneladas de CO2 que ha generado.

De forma simplificada, la compensación voluntaria de carbono es la aportación económica que hace una empresa para participar en proyectos destinados a equilibrar las toneladas de CO2 que ha generado. La contribución se dedica a comprar créditos de carbono, cada uno de los cuales equivale aproximadamente a una tonelada métrica de CO2 reducido, evitado o capturado. Ejemplos de proyecto son la reforestación –para impulsar el efecto de sumidero de carbono de los árboles–, la sustitución de combustibles fósiles por energías renovables, evitar la deforestación o el tratamiento de residuos. Siguiendo la jerarquía de mitigación de la Science-Based Targets initiative, las organizaciones deben recurrir a compensar carbono sólo después de haber agotado todos los demás esfuerzos para evitar y reducir las emisiones de su cadena de valor que impactan sobre el cambio climático.

Rigor científico

La firme voluntad de imponer el rigor científico es lo que mueve al investigador del CREAF y del CSIC Josep Peñuelas a adherirse a la carta publicada en Nature. “Es necesario rigor al interpretar los objetivos de descarbonización y compensación de emisiones”, comenta, mientras recuerda que “Science-Based Targets se crea en base a un compromiso vinculado a la investigación y la evaluación y ahora está aflojando sus valores fundacionales”. Peñuelas apunta que, en lugar de dar prioridad a la evidencia científica, el SBTi se basa en informes voluntarios de las grandes empresas. Y recuerda que "la evidencia científica no es perfecta, pero es la herramienta más cercana que tenemos para entender qué está pasando y qué puede pasar", en un contexto de emergencia climática.

"Es necesario rigor al interpretar los objetivos de descarbonización y compensación de emisiones. Science-Based Targets initiative se crea en base a un compromiso vinculado a la investigación y la evaluación, y ahora está aflojando sus valores fundacionales".

JOSEP PEÑUELAS, investigador del CREAF y del CSIC.

En concordancia con esta idea, el investigador Maurizio Mencuccini clarifica que desde la especialización científica, “los 34 firmantes no somos contrarios a los esquemas de compensación de emisiones, sino que reclamamos que sus evaluaciones se basen en la mejor ciencia disponible. Porque muchos esquemas anteriores no han funcionado correctamente". Y apunta el riesgo que esto supone para el 'greenwashing'. Jordi Martínez Vilalta refuerza también el argumento de que "rebajar la exigencia de los criterios sobre las compensaciones de carbono no nos ayuda a solucionar la crisis climática, sino más bien lo contrario".

“Los 34 científicos firmantes no somos contrarios a los esquemas de compensación de emisiones, sino que reclamamos que sus evaluaciones se basen en la mejor ciencia disponible".

MAURIZIO MENCUCCINI, investigador ICREA del CREAF.

Influir en grandes empresas

Science-Based Targets initiative es una organización que asesora y orienta a empresas e instituciones financieras de todo el mundo, para que fijen objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero con el horizonte máximo del año 2050. Su influencia radica tanto en las organizaciones con las que colabora como en sus socios, que son Carbon Disclosure Project (CDP), el Pacto Mundial de Naciones Unidas, la coalición We Mean Business, el World Resources Institute (WRI) y el World Wildlife Fund (WWF).

En un texto breve y contundente, las 34 voces científicas piden a Science-Based Targets initiative “rescindir la declaración hasta que se aborden adecuadamente las preocupaciones en torno a las compensaciones de carbono, y garantizar que las decisiones futuras sobre las emisiones de alcance 3 serán aprobadas por científicos y asesores técnicos”. Y aseguran que "cualquier otro enfoque minaría gravemente la credibilidad del SBTi y pondría en peligro la misión de la organización".

"Rebajar la exigencia de los criterios sobre las compensaciones de carbono no nos ayuda a solucionar la crisis climática, sino más bien lo contrario".

JORDI MARTÍNEZ-VILALTA, investigador del CREAF y profesor de la UAB.

El grupo de 34 especialistas reclama que Science-Based Targets dé a conocer los procesos que lleva a cabo para aportar evidencia en torno a las compensaciones de carbono. Y también que las decisiones que toma esta iniciativa internacional se basen en “una revisión sistemática, pública y hecha por pares”, tanto de las pruebas sobre la eficacia de compensar carbono por parte de los diferentes sectores económicos, como de las compensaciones incluidas en los planes y progresos de descarbonización de las empresas.

La propuesta de carta a Nature la impulsa el investigador William R. L. Anderegg, director del Wilkes Center for Climate Science and Policy de la University of Utah (EEUU), quien dedicó un año sabático de investigación en el CREAF. A continuación, además del CREAF, se han adherido representantes de las universidades británicas de Cambridge y Oxford, así como su plataforma científica Oxford Net Zero, de la University of Queensland (Australia), de la University of Amsterdam (Holanda), del Center for International Climate Research (Noruega), del ETH Zürich (Suiza). Las firmas de especialistas de instituciones americanas son la University of California Berkeley, University of New Mexico, University of California Santa Barbara, University of Arkansas,  University of California Los Angeles, University of Delaware, US Department of Agriculture Forest Service, Northern Arizona University, Indiana University, University of Clark y West Virginia University.

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