No vale la excusa de que nadie podía prever un episodio tan extraordinario. Sí que ha sido extraordinario, pero lo que hoy sabemos es que los episodios climáticos extraordinarios son cada vez menos extraordinarios, porque son más y más frecuentes. Este mismo año lo hemos visto con dos huracanes seguidos, de enorme fuerza, en la costa sureste de Estados Unidos, Helene y Milton. En octubre de 2018, hubo lluvias fortísimas en Mallorca, con muertes sobre todo en Sant Llorenç d'es Cardassar. El recuerdo de la tormenta Gloria, en enero del 2020, está todavía vivo y es significativo que, en origen, fue un ciclón extra-tropical formado en el noroeste del Pacífico, que cruzó el norte de Estados Unidos y sur de Canadá, después el Atlántico, y acabó pasando unos días entre Baleares, la costa mediterránea, el norte de África y el sur de Portugal. En septiembre de 2023, los periódicos hablaban de un diluvio histórico, la tormenta Daniel, en Grecia , la peor desde que se tienen registros en aquel país, y la misma tempestad arrasó Líbia, donde se declararon 5000 muertes però todo hace pensar que fueron muchas más.. En el pasado agosto se inundó Menorca por una DANA. Los meses de septiembre y octubre hubo fuertes inundaciones en Italia (Emilia-Romagna y Toscana). Hemos tenido aquí dos DANAs seguidas en menos de tres semanas. En el mundo hay cada vez más sequías “extraordinarias” (salimos de cuatro años muy secos), a las que pueden acompañar incendios “extraordinarios”: en Australia, en el 2019-20 se quemaron 18 millones de hectáreas, de las que 12 millones eran bosques; en Canadá, sobre todo en 2021 y 2023 -el humo de los fuegos, que en el pasado agosto ya habían quemado 13 millones de ha, cruzó el Atlántico y llegó hasta nosotros-; los reiterados grandes incendios de California, donde en el 2020 quemaron 1.7 millones de ha; y han ardido muchos miles de hectáreas en países más pequeños como Grecia -en el 2024 miles de habitantes de la misma capital, Atenas, tuvieron que ser desplazados, algo insólito-, o Portugal, donde a finales de septiembre llegaron a quemar 144 fuegos simultáneamente. Etc. Lo extraordinario ya no lo es. Lo catastrófico que era muy improbable ahora es mucho más probable. El Mediterráneo es una zona especialmente afectada por inundaciones, sequías y fuegos, de siempre sí, pero ahora más y más por el aumento de la temperatura del mar, que este año, en superficie, ha rozado los 30ºC en verano.