Reportaje

¿Qué árboles debemos plantar en las ciudades?

Responsable de rrss y nuevos formatos

Verónica Couto Antelo

Apasionada por la ciencia, la divulgación sobre cambio climático y global y el análisis de los movimientos sociales y de justicia climática. De formación bióloga con mención en biodiversidad (UB
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El futuro de las ciudades se dibuja difícil: poco espacio, muchas personas y mucho calor. Según las expertas, las grandes urbes cada vez sufrirán unas temperaturas más elevadas respecto a su alrededor -por el llamado efecto isla de calor que provoca el asfalto y la edificación- y tendrán una mayor densidad de población. Esto hace saltar las alarmas y llama a repensar el urbanismo para paliar esta situación. A nivel climático, uno de los puntos clave es que hay que hacer las ciudades más verdes, porque los árboles refrescan las temperaturas, son el hábitat de muchos pájaros y otros animales y son un espacio de recreo y confort importante para las personas, entre muchos otros beneficios. Sin embargo, es necesario ser cuidadosas con cómo hacemos estas plantaciones y las decisiones deben estar basadas en la evidencia científica.

Hablamos con nuestra investigadora Mariona Ferrandiz, también profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que nos explica algunos de los requisitos. 

Evitar las invasoras 

Un árbol autóctono suele estar bien adaptado a las condiciones ambientales de la zona y tiene una red de relaciones naturales ya consolidada.

Uno de los primeros must a la hora de elegir qué árboles plantamos en las ciudades es evitar las especies invasoras. Cuando plantamos un árbol autóctono, suele estar bien acostumbrado a las condiciones ambientales de la zona y tiene una red de relaciones naturales ya consolidada: algunos animales se comen sus frutos, lombrices e insectos que se aprovechan de la madera cuando muere, etc.. En cambio, las especies exóticas son un peligro si acaban siendo invasoras. Si bien es cierto que muchos árboles exóticos son atractivos para plantar en las ciudades porque hacen hojas y flores vistosas y toleran las situaciones difíciles que se vive en el ecosistema urbano, como la contaminación o la compactación del suelo, también hay que tener presente que muchos de ellos pueden proliferar descontroladamente y perjudicar a la fauna y flora autóctona. 

En la web del proyecto EXOCAT, que coordinamos desde el CREAF con el apoyo de la Generalitat de Catalunya, se puede consultar una lista de qué especies exóticas ya son invasoras y debemos evitar plantarlas. Un ejemplo de ello son la falsa acacia (Robinia pseudoacacia), el árbol del cielo (Alianthus altissima) o el fresno de flor (Fraxinus ornus). 

 

Mucha sombra y poco riego 

Seguro que no sorprende a nadie si decimos que el agua es un recurso muy valioso y a menudo es escaso en el mediterráneo. Por eso, y en concordancia con las sequías que van en aumento, uno de los requisitos para elegir qué árboles plantar en las ciudades es que tengan poca demanda de agua. Por ejemplo, la encina (Quercus ilex), el almez (Celtis australis), y el olivo (Olea europaea) tienen unos requerimientos hídricos bajos. Asimismo, es interesante plantar los árboles cuando todavía son jóvenes, aunque hagan poca sombra y tengan poco diámetro, porque es mucho más probable que puedan sobrevivir a la situación de falta de agua y el clima que les rodea una vez sean adultos. Se han ido adaptando durante su crecimiento.

A menudo, los árboles que necesitan poca agua para vivir, no hacen grandes copas ni muy densas y no nos ofrecen la sombra que necesitamos. Una opción que puede solucionar este problema es combinar especies de ambos tipos: árboles con bajos requerimientos de agua conviviendo con algunos que tengan mayor, pero hagan mucha sombra. Así se podrán gestionar los recursos hídricos de forma más eficiente. Al mismo tiempo, debemos tener presente que las condiciones climáticas pueden variar a lo largo del año (y a lo largo de los años) y tener diferentes especies de árboles en una misma comunidad ayuda a que ese espacio verde sea más resistente a las sequías y otras variaciones del clima. 

Variedad de formas

El reverdecimiento de las ciudades puede tomar muchas formas y todas ellas son necesarias. Desde el arbolado viario, que es el que encontramos en las calles, pasando por los jardines verticales, los parques urbanos o las propias rotondas. Precisamente, un estudio de nuestro investigador Josep Padullés demostró que los barrios de Barcelona más densos (ya menudo de rentas más bajas) mostraban una mejor calidad del verde urbano, porque, a pesar de no tener grandes extensiones verdes, apostaban por plantar muchas áreas verdes más pequeñas y bien repartidas.

Y más allá del verde en espacios pequeños, también es necesario invertir en bosques urbanos, que ocupen grandes extensiones y sean un refugio climático para los días que vendrán. En este caso, los expertos y expertas apuestan por una combinación de árboles, arbustos y herbazales que llaman "bosque en tres estratos". Así nos acercamos un poco más a la composición de la naturaleza en su estado más puro y todos los beneficios que nos ofrece. 

Beneficis de plantar arbres a les ciutats

Casos de ejemplo

Algunas ciudades han escuchado la evidencia científica y ya han puesto manos a la obra para hacerse más verdes. Dos de los casos ejemplares son Milán y París. La ciudad italiana está en proceso de transformarse en una gran “selva urbana” gracias al proyecto Forestami, que plantará tres millones de árboles antes de 2030. Además, analizarán cuáles son las especies de árboles más adecuadas para cada zona de la ciudad. En cuanto a París, el trabajo ya se ha venido haciendo hace años: desde 2007 la ciudad francesa ha plantado más de 70 hectáreas de infraestructura verde y jardines en azoteas para combatir el efecto isla de calor. También han apostado por los árboles, y ya van por 20.000 ejemplares plantados con un soporte del 80% de la población.

Más cerca, en Cataluña, tenemos el ejemplo reciente de Girona, que ha puesto en marcha el proyecto GiroNat para dar un giro de 180 grados en el urbanismo y renaturalizar la ciudad con el objetivo de hacerla más resiliente al cambio climático y más saludable. Además, en este caso no se busca sólo una mejora de la infraestructura verde, sino que también se apuesta por repensar la infraestructura azul de la urbe y los servicios ecosistémicos que ofrece. Y también el campus de la Universidad Autónoma de Barcelona es un caso interesante, ya que cada vez apuestan más por reducir los coches y centrarse en las personas y este noviembre harán una plantada colectiva en la Plaza del Conocimiento. ¡Os invitamos a participar y que, entre todas, apostamos por las ciudades del futuro! 

 

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