Renaturalizar territorios: claves para reducir los conflictos morales
El rewilding o renaturalización es una cuestión cada vez más recurrente dentro de la biología de la conservación y la ecología, y se presenta a menudo como una solución a problemas del antropoceno, como el cambio climático acelerado, el deterioro de los ecosistemas, la pérdida de biodiversidad o los daños sobre la salud global. Busca regenerar ecosistemas naturales restableciendo las funciones ecológicas, la biodiversidad y las redes tróficas y limitando la presión humana sobre el territorio y la explotación del resto de especies. Por un lado, la ciencia evidencia que el rewilding puede aportar varios beneficios claves para hacer frente a la actual crisis ecológica. Por otro, se dan opiniones públicas de rechazo sistemático hacia esta práctica. Aun así, no todo son ventajas ni solo hay perjuicios y, a veces, hacer rewilding de manera ética comporta tener que elegir entre compensaciones controvertidas.
Con el objetivo de abordar este tema, un equipo de expertos y expertas ha elaborado la guía Una hoja de ruta para un rewilding ético en el Antropoceno, que permite identificar tanto los beneficios como los conflictos morales que pueden surgir en el proceso de renaturalización con el objetivo de procurar llevar a cabo una práctica conservacionista más ética con las personas, los animales y el medio ambiente. Es la primera guía que se publica en España y ha sido traducida al inglés para llegar a un público internacional. Sandra Saura, investigadora del CREAF y profesora de la UAB, ha participado en varias sesiones colaborativas que han contribuido a elaborar el contenido de la guía.
“La guía nos resitúa en la ecocentrisme en ninguna parte del androcentrismo y propone plantearnos un rewilding donde el ser humano, y en concreto el género masculino, no esté en el centro, sino que en el centro haya los ecosistemas y sus componentes y procesos”.
SANDRA SAURA, investigadora del CREAF y de la Universitat Autònoma de Barcelona.
El documento, sintético y de fácil lectura sin renunciar al rigor técnico, puede ser de utilidad a un público amplio y diverso; desde estudiantes y personas interesadas en la temática hasta la comunidad científica, la esfera política y agentes de administraciones públicas, profesionales de la biología de la conservación y, especialmente, practicantes del rewilding.
La nueva herramienta es resultado del proyecto “Ética del Rewilding en el antropoceno: comprendiendo los escollos de regenerar éticamente lo salvaje”, liderado por Cristian Moyano, investigador del programa Margarita Salas del Departamento de Filosofía de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) en el momento de hacer el proyecto y actualmente investigador postdoctoral Juan de la Cierva del Instituto de Filosofía del CSIC. Además, han participado activamente Marta Tafalla (Departamento de Filosofía de la UAB), Filka Sekulova, (Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la UAB al hacer el proyecto y actualmente UOC), María José Guerra (Universidad de la Laguna), Fernando Arribas (Universidad Rey Juan Carlos), Deli Saavedra (Rewilding Europe) y Pablo Serra (Universidad Pontificia de Comillas). Han colaborado también numerosos investigadores de otras universidades e instituciones de investigación, entre los cuales Sandra Saura (CREAF y también UAB), Jorge Riechmann (UAM), Adrián Almazán (UC3), Alicia Puleo (UVA), José María Rey (UAH), y Arnau Tolrà (UB).
Concepto ligado al territorio y práctica orientada al futuro
La guía se distribuye en tres bloques: el primero, en torno al concepto, formas y alcance del rewilding; el segundo, sobre cómo puede afectar esta práctica a los seres no humanos, y el tercero, centrado en discutir el involucramiento de las personas para llevar a cabo procesos de renaturalización.
Destacan la importancia de orientarse hacia el futuro y potenciar la autonomía y las funciones ecológicas de los ecosistemas naturales, en vez de preocuparse por devolver especies lejanas en el tiempo.
El equipo que ha liderado el trabajo apuesta por explorar traducciones en otras lenguas que puedan ofrecer un concepto más ligado al territorio y con menos riesgo de una proyección colonial, y aplicar diferentes metodologías en función de la escala territorial, que puede ir desde una vasta extensión natural hasta un pequeño espacio público antropizado. Destacan la importancia de orientarse hacia el futuro y potenciar la autonomía y las funciones ecológicas de los ecosistemas naturales, en vez de preocuparse por devolver especies lejanas en el tiempo. “La restauración ecológica se puede dar mediante la reintroducción de análogos funcionales que converjan en la aceptación sociocultural, la protección política y legislativa y en la sensibilidad por el contexto cambiante del Antropoceno”, señalan.
Éticos con las especies no humanas
La guía pone también sobre la mesa los sesgos que puede haber tras las especies que se quieren recuperar, como por ejemplo priorizar por razones acientíficas, como obtener más apoyo para los proyectos, y la necesidad de sopesar estas limitaciones para conseguir los resultados que se buscan.
Las voces expertas reclaman la necesidad de una “conservación compasiva” hacia los animales a veces demonizados y acusados de perjudicar la actividad humana, o que han llegado a zonas nuevas y se han adaptado, probablemente por razones antropogénicas que habría que visibilizar y mirar de transformar. Hay que estudiar alternativas en el sacrificio que puedan facilitar la coexistencia con la vida salvaje: “si hay alternativas, el problema moral se traduce en un problema con soluciones”, apuntan. Además, dado que solo el 4% de la biomasa de mamíferos en el planeta corresponde a animales salvajes (el resto se distribuye entre seres humanos, con el 36%, y sobre todo rebaños, con el 60%), añaden que “tenemos el deber de decrecer para permitir que el resto de las especies se desarrollen y puedan hacer las funciones ecológicas necesarias para el mantenimiento de la vida”.
En procesos de reintroducción de especies en un territorio, la guía aborda los aspectos legales y los márgenes de actuación en la intervención positiva en la naturaleza, que pueden afectar a las dinámicas tróficas y malograr el éxito del proceso de regeneración ecológica. En todo caso, es necesario no priorizar el cuidado de los animales a partir de intereses económicos o turísticos: “el respeto por el bienestar de todos los animales ha de importar por igual”, destacan los investigadores, que suscriben que “cualquier asistencia en la naturaleza debe llevarse a cabo con prudencia, respetando la soberanía de las demás especies y conociendo los efectos ecológicos de tal intervención”.
Consejos para una mayor implicación
En el último bloque de la guía, los expertos aportan una serie de recomendaciones dirigidas a las comunidades humanas que puedan verse implicadas en procesos de rewilding y que ayudarían a lograr prácticas de éxito.
En cuanto a las comunidad locales, hay que informar debidamente de los procedimientos de renaturalización, con una comunicación comprensible y respetuosa con los conocimientos locales, atender a las necesidades y preocupaciones de la población y hacerla partícipe de todo el proceso.
En cuanto a las personas que ponen en práctica el rewilding, es necesario ofrecer oportunidades para una composición más igualitaria de los equipos humanos, favoreciendo la discriminación positiva de las mujeres en aquellos casos donde haya una “injusticia estructural o una descompensación de partida”.
Ya en las últimas páginas, el equipo desgrana cómo una mayor interdisciplinariedad de los equipos, incorporando personas expertas en ámbitos como la antropología, la psicología social, la filosofía y la ética, la política, el derecho o la economía, permitirían un abordaje multidimensional de los procesos de renaturalización y aumentarían las probabilidades de éxito de su implementación.