Cataluña gana 17 nuevas especies de aves en 40 años, 8 de ellas exóticas
Ayer, 2 de diciembre, se presentó el Tercer atlas de las aves nidificantes de Cataluña, un proyecto impulsado por el Institut Català d’Ornitologia (ICO) que hace una fotografía exhaustiva de todas las especies de aves que nidifican en Cataluña.
Ayer, 2 de diciembre, se presentó el Tercer atlas de las aves nidificantes de Cataluña, un proyecto impulsado por el Institut Català d’Ornitologia (ICO) que hace una fotografía exhaustiva de todas las especies de aves que nidifican en Cataluña. Un libro de 639 páginas publicado por la editorial Cossetània donde se puede conocer, de cada una de las especies, por dónde se distribuye, cuál es su población estimada, con qué frecuencia se observa y cuál ha sido la tendencia de su población en los últimos cuarenta años.
El Atlas desvela que en Cataluña nidifican habitualmente 233 especies de aves, 17 más que hace cuarenta años y el 39% de todas las que nidifican en territorio europeo. De todas, 124 especies disfrutan de algún tipo de protección legal especial a escala catalana, estatal o europea. Según el Atlas, en Cataluña se estima que hay entre 8 y 12 millones de parejas de aves que crían cada año. El gorrión común continúa siendo la especie más abundante del país, con poco menos de 900.000 parejas reproductoras, a pesar de que su población está en clara regresión en las últimas décadas. Le siguen el serín verdecillo, el petirrojo europeo, el ruiseñor común y el pinzón vulgar, las tres especies con más 400.000 parejas. Del resto de especies, más de la mitad cuentan con menos de 2.000 parejas reproductoras y se consideran escasas. Las especies más escasas que hacen nido en Cataluña son la alondra ricotí, el aguilucho pálido, la polluela chica, la focha moruna y el zampullín cuellinegro, todas con menos de 10 parejas reproductoras. Por otro lado, esta tercera edición cierra con el registro de 9 especies exóticas de pájaros que se reproducen de manera regular en Cataluña. La mayor parte han sido introducidas por los humanos como pájaros de jaula que han escapado de la cautividad y esto se refleja en la distribución de estas especies en el mapa, con una concentración máxima dentro y alrededor de las grandes ciudades y poblaciones costeras. El primer Atlas había cerrado la edición con solo una especie exótica reproductiva en territorio catalán, el faisán vulgar.
El Instituto Catalán de Ornitología (ICO) presentó ayer el Tercer Atlas de los pájaros nidificantes de Cataluña en el Salón de actos del Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya, un reto impulsado por el Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural de la Generalitat de Catalunya y el Zoo de Barcelona. Para obtener los datos, se ha contado con la participación voluntaria de 1.275 ornitólogos y ornitólogas que han hecho trabajo de campo entre 2015 y 2018. Además, la obra ha contado con investigadores del European Bird Census Council, el CREAF y el Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya, el CTFC, entre otros. La Diputació de Barcelona ha contribuido en la recopilación de datos en los espacios naturales de esta provincia y el Museu de Ciències Naturals de Barcelona ha acogido al equipo de trabajo del ICO. El Atlas de aves es un proyecto integrado en el Observatori del Patrimoni Natural i la Biodiversitat de Catalunya, y, como tal, pretende estar a disposición de la sociedad para la toma de decisiones relacionadas con la naturaleza.
“El conocimiento que aporta este Atlas es fundamental para definir políticas de conservación de la biodiversidad”, comenta Sergi Herrando, director general del Atlas e investigador del ICO, el CREAF y el European Bird Census Council (EBCC). Herrando recuerda que estas políticas han demostrado que pueden ser efectivas, como en el caso del cernícalo primilla que después del programa de reintroducción cuenta ya con más de 80 parejas reproductivas. Y comenta también que Cataluña tiene una gran responsabilidad en la conservación de muchas especies, “como por ejemplo las que se encuentran casi exclusivamente en la península Ibérica, como el chotacabras cuellirojo, el pito real o la curruca mirlona, que en Cataluña tienen casi el 10% de su área de distribución europea.”
“El Zoo no ha dudado en apoyar a este proyecto innovador de una disciplina, la ornitología, de larga tradición en nuestro territorio y que, en Europa, nos hace punteros en el estudio de aves, una herramienta capital para su conservación que es, justamente, la misión del Zoo de Barcelona”, comenta Xavier Patón, vicepresidente de la Fundación Barcelona Zoo.
La evolución de 40 años de datos, ganadores y perdedores
El Atlas presentado se publica casi 40 años después del primero y 20 años después del segundo. Gracias a la larga serie de datos acumulados, esta vez, el Atlas se ha podido centrar –bastante– en los cambios que han experimentado las especies desde el inicio de las décadas de 1980 y de los 2000. “Este periodo coincide con el de mayor avance del cambio climático y con otros cambios sociales y económicos a gran escala que han tenido un gran impacto en Cataluña, como, por ejemplo, el abandono de las actividades agro-ganaderas tradicionales y la consiguiente ocupación de los espacios abandonados por bosques y matorrales”, indica Martí Franch, investigador del ICO y uno de los principales autores de la obra. Esta coincidencia en el tiempo ha permitido constatar que las especies no han soportado del mismo modo estos cambios. Por ejemplo, a las especies forestales y urbanas les ha ido, en general, bastante bien. El crecimiento de nuevos bosques y la maduración de buena parte de los ya existentes ha hecho que algunas especies forestales, como el águila calzada o el pico menor, muy escasas hace 40 años, hayan experimentado una expansión espectacular de su área de distribución. Otras especies más ligadas a bosques secos, como el mosquitero papialbo, de momento, parecen favorecidas por la expansión del bosque y quizás también por las condiciones más enjutas propiciadas por el cambio climático en la cuenca mediterránea, y se han vuelto mucho más frecuentes en los últimos 20 años. “Pero no todos los pájaros forestales van bien; hay especialistas de bosques fríos y húmedos que, como el camachuelo común, están sufriendo bajadas importantes, probablemente asociadas al cambio climático y a la gestión de estos bosques”, explica Sergi Herrando. También algunas especies urbanitas como la tórtola turca han experimentado una fuerte expansión, si bien había sido catalogada como muy escasa y no reproductora en el primer Atlas.
En el lado opuesto, hay las especies perdedoras como las lechuzas comunes, los alcaudones reales o las tórtolas europeas, que han reducido sus poblaciones de manera muy notable en las últimas décadas y ya han desaparecido del 20-60% de las áreas donde se encontraban hace 40 años. Las tres son especies propias de espacios agrícolas y prados, las especies que están sufriendo una mayor regresión de sus poblaciones, especialmente en zonas de montaña. La razón no es únicamente el crecimiento de nuevos bosques en cultivos y prados abandonados, sino también la transformación del mosaico agro-forestal en plantaciones intensivas de monocultivos que requieren grandes superficies continuas de producción. “Estos cultivos dificultan la vida a las especies que se alimentan en espacios abiertos pero nidifican en zonas arboladas o arbustivas, como, por ejemplo, la tórtola de bosque, que prácticamente ha desaparecido del Pirineo y se está haciendo más escasa en gran parte de Cataluña”, apunta Lluís Brotons, otro de los autores e investigador del CREAF, del ICO y del Centre de Ciència i Tecnologia Forestal (CTFC). Además, los monocultivos emplean, a menudo, tratamientos fitosanitarios contra insectos y pequeños vertebrados, por ejemplo, que también acaban afectando a sus depredadores; “es el que ha pasado con las lechuzas comunes o los alcaudones reales”, concluye Brotons.
Por otro lado, la garceta común, la gallineta común y otras especies típicas de ríos y humedales experimentaron un crecimiento notable de sus poblaciones y distribución cuando se declaró la protección de muchas zonas húmedas a finales del siglo XX. Sin embargo, este proceso expansivo general se ha detenido en las últimas dos décadas, y últimamente se detectan pérdidas destacadas en las principales zonas húmedas del país, donde hay especies que han entrado en regresión por causas múltiples. “En el caso de la garceta común, parece que el acortamiento de los periodos de inundación de los arrozales para controlar la expansión del caracol manzana tiene algo a ver”, explica Martí Franch.
Si nos fijamos en las aves que viven vinculadas al mar, el Atlas demuestra que han mantenido sus poblaciones, pero con amenazas importantes. Hace 20 años, Cataluña acogía la mayor parte de la población reproductora mundial de la gaviota de Audouin en el delta del Ebro, pero en los últimos años, la población se ha ido esparciendo por otras localidades, a la vez que el número de ejemplares reproductores ha ido disminuyendo. “Una parte de esta reducción puede deberse a la muerte por capturas accidentales en determinados artes de pesca (sospecha Herrando), pero la llegada de depredadores terrestres, básicamente zorros, a la colonia del delta seguro que ha influido”. Este motivo también explica las bajadas locales de otras especies marinas, especialmente cuando están muy concentradas en colonias de cría, como, por ejemplo, el ostrero euroasiático, con poco menos de 20 parejas reproductoras en un único núcleo amenazado por la regresión del litoral en el delta del Ebro.
Para el Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, este tercer Atlas y la comparativa que se puede hacer con los dos anteriores aporta información clave. Según Antoni Ferran, director general de Polítiques Ambientals i Medi Natural, ”este libro nos sirve para entender mejor qué presiones ambientales están afectando a nuestras aves y, por extensión, a nuestros ecosistemas, y así poder incidir desde la administración pública para poderlas corregir”.
Refugios de biodiversidad
Gracias al Atlas, Cataluña no solo sabe qué especies hacen nido en su territorio, sino también por dónde se distribuyen y si se han desplazado por el cambio climático. Los datos generales muestran que, a grandes rasgos, hay un mayor número de especies autóctonas en la mitad norte de Cataluña, en especial en las llanuras y en valles interiores. destaca la Cerdaña como un punto caliente de muchísima biodiversidad a causa de la diversidad de hábitats que existe en este territorio. Además, a diferencia de lo que se ha observado en el conjunto de Europa, en los últimos 20 años, en Cataluña, generalmente, las especies autóctonas no se han desplazado de forma sistemática ni hacia el norte, ni montaña arriba para huir del cambio climático. “Vivimos en un mundo complejo que cambia rápidamente y las aves, como nosotros, intentan adaptarse. De las mil y una historias de este Atlas, miraremos de aprender un poco sobre cómo hacerlo”, acaba explicándonos en Sergi.