Cómo prevenir incendios forestales en urbanizaciones
El CREAF en colaboración con la Oficina Tècnica de Prevenció Municipal d’Incendis Forestals i Desenvolupament Agrari (OTPMIFDA) de la Diputación de Barcelona ha creado un manual que recoge buenas prácticas a la hora de plantear, realizar y mantener una franja perimetral de protección contra los incendios forestales alrededor de núcleos urbanos. Entre otras, el manual recomienda las especies de plantas que deben dejarse en estas franjas de protección y las que deben evitarse (porque son demasiado inflamables), los árboles que habría que mantener o cortar en función de las sus características y, por último, cómo podría prevenirse la erosión. También hace otra recomendación importante, repetir los desbroces de forma bianual para mantener la franja limpia de nueva vegetación.
La franja debe ser una zona de baja combustibilidad, que no arda con facilidad, y debe presentar un estrato arbustivo moderado
¿Qué es una franja perimetral de protección? Es una franja de terreno de al menos 25 metros de ancho, que rodea el perímetro de urbanizaciones y otros núcleos de población situados en terrenos forestales o en un radio de menos de 500 metros. De acuerdo con su funcionalidad, la franja debe ser una zona de baja combustibilidad, que no arda con facilidad, y debe presentar un estrato arbustivo moderado, que evite a la propagación del fuego en las copas, favoreciendo la seguridad de las personas y de sus bienes en caso de incendio forestal. Al mismo tiempo, estas zonas también deben dificultar que un incendio originado en un núcleo urbano se extienda a los bosques de los alrededores y sea un gran incendio forestal.
Desde el año 2015 ambas entidades han colaborado estudiando la dinámica y el mantenimiento de las franjas que se abren en torno a las casas en las urbanizaciones. De la mano de Josep Maria Espelta, investigador del CREAF, siguen qué efecto ecológico ha tenido la apertura de este espacio en la vegetación remanente y cómo se puede evitar la erosión del suelo. Para realizar este seguimiento, se ha establecido una red de parcelas experimentales permanentes en 12 urbanizaciones de la provincia de Barcelona.
Los bosques ocupan más superficie ahora que en el siglo XX y esto se traduce en un alto riesgo de incendios forestales en núcleos rodeados por bosques.
¿Por qué necesitamos estas franjas? Los bosques ocupan más superficie ahora que en el siglo XX y esto se traduce en un alto riesgo de incendios forestales en núcleos rodeados por bosques. ¿Y a qué se debe esto? Básicamente a dos factores, en primer lugar al abandono de los cultivos y al descenso en la gestión de los bosques debido a la baja rentabilidad de los productos forestales (se utilizan otros materiales) y, en segundo lugar, a que las urbanizaciones se han expandido porque la gente quiere vivir en zonas tranquilas y con naturaleza, entre otros. Dicen que una imagen vale más que mil palabras y aquí tiene la comparación de dos ortoimágenes de un fragmento de Collserola de los años 1956 y 2018 (ICGC).
Vegetación, podas y erosión: ¿cómo lo hacemos?
Las especies que hay que mantener en estas zonas son aquellas que, por un lado, conservan las hojas verdes todo el año y tienen un contenido de agua más elevado y, por otro, presentan una estructura compacta, generan pocos restos finos y necesitan más calor para encenderse. A su vez, para asegurar el éxito de la franja también deberían controlarse la presencia de todas aquellas especies inflamables. ¿Cuáles podrían ser? Las que contengan aceites esenciales o compuestos orgánicos volátiles como la lavanda y el cantueso, o también otros como las estepas y los brezos.
Cada especie tiene una respuesta diferente y es necesario conocer cuáles tienen un crecimiento más lento
En las franjas también debe reducirse la densidad de los árboles. Los que se quedan, como tienen más espacio libre y más luz, tenderán a crecer hasta cerrar el techo del bosque otra vez, y este sombreado contribuirá a controlar el crecimiento del sotobosque. Aún así, cada especie de árbol tiene una respuesta diferente y, como el objetivo es que exista la mínima continuidad entre las copas, es necesario conocer cuáles tienen un crecimiento más lento —como la encina.
Pero el crecimiento de estos árboles, aunque sea más lento, no se detiene. Tanto es así que al cabo de un año o, en el mejor de los casos a los dos años, ya se alcanzan valores superiores a los umbrales máximos establecidos por la normativa y es necesario realizar una nueva actuación en la zona. De hecho, si la poda no se hace siguiendo de forma escrupulosa estos criterios, al poco tiempo —incluso de sólo seis meses— los arbustos ya pueden superar el umbral establecido por la ley y es necesaria una nueva actuación.
Y cuando las franjas se han ejecutado sobre terrenos con bastante pendiente, ¿el suelo se erosiona más? Eso mismo se preguntó nuestro equipo y detectó indicios de erosión en el 80% de las franjas, aunque en el 60% de los casos sólo se trataba de una erosión moderada. Las pérdidas más importantes eran aquellas en las que las copas de los árboles recubrían menos del 35% de superficie. Por ello, en parcelas con una fuerte pendiente, dejar que las copas ocupen más del 50% ayuda a reducir que estas zonas se erosionen. Sin embargo, se recomienda talar los árboles que se encuentran en cabeceras y márgenes que pueden destabilizar el terreno.
¿Quieres conocer más detalles sobre el seguimiento de estas franjas y sus resultados?