¿Contacto o conexión?
Según el Diccionari de la llengua catalana de l'Institut d'Estudis Catalans, el contacto es el “hecho de tocarse dos cuerpos, de tener uno o más puntos comunes” o bien también la acepción de tener una “relación directa”. Por el contrario, la conexión es el “hecho de estar ligada una cosa con otra de la misma naturaleza por una relación estrecha”. Más allá de la norma semántica, si pensamos en personas es evidente que el contacto nos transporta a una idea muy ambigua de relación individual, tanto en duración como en intensidad, que incluso puede tener connotaciones negativas y violentas. En cambio, la conexión con alguien implica un vínculo más o menos estrecho, pero generalmente estable, una complicidad, un compromiso, cierto grado de emotividad.
Existen numerosas evidencias de los beneficios que tiene el contacto habitual con la naturaleza para nuestra salud y bienestar
Pero no quiero hablar aquí del contacto o la conexión entre personas, sino de las personas con la naturaleza. Existen numerosas evidencias de los beneficios que tiene el contacto habitual con la naturaleza para nuestra salud y bienestar. Los mecanismos por los cuales se producen estos beneficios son numerosos y a menudo complejos y difíciles de identificar y valorar. Está demostrado que el contacto con la naturaleza estimula el ejercicio físico y evita el sedentarismo, lo cual ya tiene un gran valor para la prevención de muchas enfermedades y trastornos. Además, el contacto con la naturaleza se hace muchas veces en grupo, con el componente favorable de relación social que comporta.
En referencia propiamente a los efectos beneficiosos directos de la naturaleza sobre nuestra salud física y mental, tienen que ver con las mejoras en el aparato respiratorio y cardiovascular, en nuestra microbiota (flora interna) y el sistema inmunológico, en la reducción del estrés y en el incremento de la capacidad de atención, entre otros muchos factores. Es por todo esto que se han puesto en marcha numerosos programas para facilitar e impulsar el acceso a la naturaleza, para cualquier tipo de persona ―con independencia de las dificultades o necesidades específicas―, a través de los programas de accesibilidad universal, y en espacios de diferente tipología, desde los parques urbanos y periurbanos hasta los espacios naturales protegidos.
Somos naturaleza
Aun así, los estudios científicos cada vez hacen más énfasis en la importancia, no solo del acceso y el contacto con la natura, sino de la conexión con la naturaleza. De hecho, tendríamos que decir “de la conexión de las personas con el resto de la naturaleza”, puesto que formamos parte de ella, aunque a menudo lo olvidamos. Este es el primer cambio radical: entender que “somos natura”.
Este es el primer cambio radical: entender que “somos naturaleza”.
A partir de este punto de partida podemos establecer la verdadera conexión que se ha debilitado y roto en la mayor parte de comunidades del mundo. Aislados en nuestro hábitat urbano, vemos la naturaleza como algo a utilizar, a controlar, a explotar, o incluso como una amenaza de la cual nos tenemos que proteger. Esta relación dominante y despótica es el origen de los graves problemas ecológicos y ambientales del planeta. Además de constituir un planteamiento suicida, está claro, ya que como parte de la naturaleza tendríamos que entender de una vez que no es posible el bienestar humano sin una naturaleza vital y saludable.
Esta reconexión con la naturaleza tiene que alcanzar todos nuestros hábitos y el conjunto de las políticas públicas y las actividades privadas, que están provocando la crisis ecológica y climática actual. Esto implica replantear el modelo social y económico, con todas las derivadas relacionadas con la producción, la energía, la movilidad, las infraestructuras, la ocupación, el urbanismo y la vivienda, entre otros, porque son los vectores de las dinámicas y los impactos negativos. Pero también tantos otros ámbitos, aparentemente sin una relación tan directa, como pueden ser la salud, la atención social, la educación, la cultura y las artes, por ejemplo. En estas esferas es donde se puede incidir más directamente, emocionalmente, sobre la manera de hacer de las personas, en especial en aquello que hace referencia a la relación con la naturaleza.
Pasar de facilitar el acceso de las personas a la naturaleza, el contacto, a la verdadera conexión es un reto colosal. No se trata de un simple cambio denominativo, sino de una aproximación completamente diferente. Cómo podemos conseguir que una persona que utiliza el medio natural para sus actividades de ocio (actividad física, deporte, recolección, por ejemplo), sin un conocimiento ni un interés especial por los elementos naturales, los procesos ecológicos ni los valores de la naturaleza, llegue realmente a conectar con su entorno?
Cómo conectamos con la natura?
Los trabajos desarrollados por el Grupo de Investigación de Conexión con la Naturaleza de la Universidad de Derby hace muchos años que trabaja en proyectos de investigación en este ámbito, desde la diagnosis de la situación actual hasta la puesta en marcha de acciones y la evaluación de los resultados. Su trabajo se desarrolla tanto en el medio natural como urbano, analizando y clasificando las maneras como las personas pueden generar vínculos con la naturaleza.
En este contexto han identificado cinco tipos de relación que activan la conexión de las personas con la naturaleza. No se trata de cajones cerrados ni de aproximaciones unívocas sino de cinco grandes aspectos que se pueden trabajar de manera flexible para adaptarlos a las particularidades de cada proyecto. Estos cinco tipos de relación son a través de:
- Los sentidos: darse cuenta e interactuar con la naturaleza con todos los sentidos, escuchando, oliendo, sintiendo la brisa.
- La emoción: experimentando la alegría y la calma que nos aporta la naturaleza, con un compromiso emocional con nuestro entorno.
- La belleza: encontrándola en la naturaleza e interactuando con ella a través del arte, la música o las palabras.
- El significado: explorando los elementos y los ciclos de la naturaleza, cómo se relacionan y dan sentido en la vida)
- La compasión: cuidando la naturaleza a nivel personal y/o implicándose en proyectos comunitarios.
A través de esta aproximación y metodología se consiguen unos niveles de conexión con la naturaleza mucho más elevados
Los proyectos que han desarrollado y evaluado conjuntamente con instituciones como Natural England o The Wildlifer Trustes’ han mostrado cómo a través de esta aproximación y metodología se consiguen unos niveles de conexión con la naturaleza mucho más elevados (tanto en intensidad como en duración) que aplicando otros marcos tradicionales basados en la ciencia, la información y los datos. Los resultados obtenidos en su investigación muestran, por un lado, como las persones participantes han experimentado en general una mejora del bienestar, de la autoestima, sintiéndose y funcionando mejor; así mismo, en grupos con trastornos de salud mental se ha demostrado una mejora de su calidad de vida a través de la evaluación de varios parámetros clínicos.
Por otro lado, esta conexión real con la naturaleza tiene una relación directa con los comportamiento favorables de estas personas respecto de la conservación de la naturaleza y el medio ambiente, tanto durante las visitas al entorno natural como en los hábitos domésticos. En cambio, no se encuentra una relación directa de esta predisposición a la conservación de la naturaleza en relación simplemente con la frecuencia de visitas al medio natural, es decir, un simple contacto. Finalmente, estos patrones y comportamientos proambientales a través del contacto con la naturaleza se han mostrado especialmente relevantes en niños entre diez y quince años, ya que se establecen y consolidan hábitos que más tarde son mucho más difíciles de adquirir.
Estos y otros trabajos científicos han sido la base para un amplio programa denominado “Cinco caminos hacia el bienestar a través de la naturaleza” (Five ways tono wellbeing with nature) en países europeos como Inglaterra, Gales o Escocia, y otras partes del mundo como Australia. Un marco de trabajo que se está empezando a aplicar también aquí.
Cinco caminos hacia el bienestar
El origen del programa se remonta al informe “Five ways to wellbeing” realizado en 2008 por la New Economics Foundation, como parte de un proyecto sobre capital mental y bienestar desarrollado por el gobierno del Reino Unido. Los cinco caminos hacia el bienestar son un conjunto de mensajes de salud pública que tienen como objetivo mejorar la salud mental y el bienestar de toda la población. A pesar de estar centrado en la salud mental, el informe analizó el contexto más amplio de los determinantes de la salud y reconoció la importancia para numerosos aspectos sociales capitales como la calidad de vida, la ocupación y el éxito educativo y económico, entre otros. En la actualidad, se ha puesto de manifiesto la grave problemática y el gran reto que presenta la salud mental, especialmente después de la pandemia y el confinamiento.
El programa “Cinco caminos hacia el bienestar” marcó la estrategia británica de salud, dando el mismo peso a la salud física y mental, basada en tres principios globales:
- El bienestar de las personas y las comunidades solo se conseguirá si se sustenta en el bienestar de toda la población.
- Hay que fomentar la resiliencia, alejándose de un modelo de atención sanitaria centrado en el tratamiento hacia uno de focalizado en la prevención, buscando una sociedad más saludable, más feliz y menos vulnerable en el deterioro de la salud.
- El enfoque es doblemente rentable, puesto que se reduce el coste del tratamiento de las personas enfermas y al mismo tiempo, mejorando el conjunto de la sociedad, se consigue que menos personas enfermen.
Los mensajes del programa “Cinco caminos” vende buscar el apoderamiento de las personas, estimulando los comportamientos que pueden adoptar para ayudar a mejorar su salud mental y su bienestar. Así, difieren notablemente de los mensajes tradicionales de salud pública con un enfoque negativo (es decir, mensajes que dicen a la gente que no tienen que hacer) y ayudan a poner de relevo que la salud está determinada en buena parte por factores sobre los cuales las personas tenemos algún control personal.
Esta potenciación de los hábitos saludables, tanto en el aspecto físico como mental, el programa lo agrupa en cinco grandes ámbitos o caminos: conecta, con las personas de tu entorno familiar, vecinal, laboral; actívate, sale a hacer una actividad física que te guste; date cuenta, tengas curiosidad, percibe los cambios a tu alrededor, busca la belleza; aprende, prueba cosas nuevas, plantéate retos, apúntate en algún curso; mujer, hiciera cosas por las personas que te rodeen, implícate en la comunidad.
La adaptación del programa al contexto natural
Como se ha indicado, en varios países donde se estaba trabajando intensamente en la relación entre salud y naturaleza se adecuó el proyecto de los “Cinco caminos al bienestar” en relación con la conservación de la naturaleza y la conexión con las personas. Esto se desarrolló en buena parte en el contexto del programa “Parques saludables, personas sanas” (Healthy Parks, Healthy People), que nació en los parques nacionales de Australia en los noventa. Su adaptación “Cinco caminos al bienestar a través de la natura” tiene hoy en día una notable relevancia en espacios naturales protegidos de Australia (Queensland, South Australia), en los EE. UU. y en el conjunto del Reino Unido.
En la actualidad, desde la Comisión de Salud y Áreas Protegidas de la Federación Europea (EUROPARC) se está aplicando el proyecto para el conjunto de Europa, en el marco del programa Healthy Parks, Healthy People Europe. El objetivo es establecer y difundir un programa adecuado a la realidad ecológica, socioeconómica y cultural de los países europeos, que se pueda adaptar a cada realidad local, con un impacto positivo tanto para la salud de las personas como para la conservación de la naturaleza. El resultado es el proyecto “Cinco caminos al bienestar a través de la naturaleza”, que consta de los siguientes mensajes y líneas estratégicas de actuación asociadas:
- Conecta con la naturleza: Con la vegetación, con la fauna, con el paisaje... en casa, en el trabajo, en la escuela, en el barrio, en cualquier lugar donde haya elementos naturales. Hazlo con la gente, la familia, las amistades, el vecindario.
- Haz actividad física en un entorno natural: Sal a andar, a correr, a jugar, a cuidar del huerto o del jardín... Participa en caminatas saludables y actividades al aire libre. Explora los itinerarios locales, los espacios verdes urbanos y del borde de la ciudad. Disfruta de los bosques, de los matorrales, de los prados.
- Observa la naturaleza: Ten curiosidad. Date cuenta del cambio de las estaciones, del ciclo de la vida. Atrapa la belleza que tienes alrededor. Utiliza los sentidos: mira el paisaje, escucha los pájaros, huele las flores, saborea los frutos, toca la tierra.
- Aprende sobre tu entorno: Prueba cosas nuevas, haz ese curso de naturaleza que siempre has querido hacer. Identifica plantas y animales, interésate por el patrimonio cultural local: las masías, los lugares, su historia y sus leyendas. Comprenderás mejor el paisaje y disfrutarás más de la naturaleza.
- Dona a la naturaleza: Devuelve algo a la naturaleza compartiendo tus experiencias con los otros. Destina un poco de tu tiempo al voluntariado ambiental. Implícate en tareas de conservación de la naturaleza.
Esta propuesta global y abierta se puede desarrollar en estructuras y escalas muy diversas, en función de los objetivos concretos, los recursos disponibles y el contexto específico. Se puede aplicar en proyectos a nivel individual, de comunidades, de organizaciones y/o de políticas estratégicas. En cualquier de los casos, existen numerosas evidencias científicas de los beneficios de estos programas para la salud física y mental y, en general, para la calidad de vida de las personas.
Las principales iniciativas en funcionamiento en varios países (“Wild Ways Well”, en Escocia; “Green Gym” en Inglaterra; “1st 1.000 Days Project”, en Gales; “5 Ways to Wellbeing in Nature”, en el sur de Australia) están orientadas a gente mayor, niños, personas con trastornos mentales o en la comunidad en general, y los resultados de la evaluación del impacto son verdaderamente muy positivos. Actualmente, desde la Federación EUROPARC se está impulsando el proyecto europeo GREENHEALTH, que tiene como objetivo extender y adaptar el programa “Cinco caminos al bienestar a través de la naturaleza” a seis regiones europeas de España, Suecia, Croacia, Eslovaquia, Polonia e Irlanda.
Conservación de la naturaleza y salud planetaria
En definitiva, y volviendo al inicio del artículo, la finalidad última del programa “Cinco caminos al bienestar a través de la naturaleza” es recuperar el vínculo perdido, o cuando menos fuertemente debilitado, de mucha gente con la naturaleza. Los programas para estimular el acceso de las personas al medio natural tienen que ir más allá de facilitar el simple contacto con la naturaleza. Hay que desarrollar propuestas para favorecer que se cree un verdadero vínculo entre las personas y la natura, ya que eso revierte positivamente tanto en la salud y el bienestar de las personas como en su predisposición para conocer, entender, estimar y conservar la naturaleza.
Resulta impensable que alguien realmente vinculado a su entorno pueda acceder el medio natural sin preocuparse por su impacto negativo ―erosionando, dejando basura, produciendo ruido, dañando los hábitats y a las especies― como sucede actualmente con tanta gente que entra en contacto con la naturaleza por ocio o deporte, con total desconocimiento, indiferencia, irresponsabilidad y egoísmo. Ni como personas ni como sociedad, no nos lo podemos permitir.
Estas y otras muchas iniciativas en esta misma línea forman parte del reciente concepto de “salud planetaria” , es decir, que el bienestar de la humanidad a largo plazo depende absolutamente de la conservación y el bienestar del conjunto del planeta. En otras palabras, no puede existir una humanidad sana en una Tierra enferma. Y esto incluye el conjunto de elementos vivos y no vivos que forman el planeta y que tienen que estar muy conservados para ser funcionales y saludables.
En este sentido, la conexión de las personas con la naturaleza es la vía más potente y duradera para lograr los cambios imprescindibles y urgentes en los hábitos personales y en el modelo socioeconómico para parar y revertir el cambio global en el planeta, de consecuencias devastadoras para la naturaleza. Una naturaleza que, recordémoslo, incluye a las personas.