09/06/2016 Opinión

El estado de las plantas en el mundo, un regalo del Kew Gardens

Investigador/a sénior

Jaume Terradas Serra

Nacido en Barcelona, ​​1943. Es catedrático honorario de Ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​después de haber sido catedrático emérito. Organizó el primer equipo de investigación sobre ecosistemas terrestres
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A mediados de mayo, la NASA anunciaba el descubrimiento de 1.284 planetas nuevos, gracias al telescopio espacial Kepler. Casi nada... La Tierra parece que se nos hace pequeña con la globalización, pero el mundo conocido crece de manera insospechada.

Edifici Palm House del Kew Gardens, a Londres. Autor: (CC BY-SA 3.0) David Iliff
Edificio Palm House del Kew Gardens, en Londres. Autor: (CC BY-SA 3.0) David Iliff

Y el conocimiento crece también en nuestro planeta menguante. El Kew Royal Botanical Gardens nos acaba de regalar un magnífico documento, State of the World's Plants. Trata de lo que sabemos de las plantas, de las amenazas que sufren y del comercio y regulaciones que las afectan. Y el Kew nos promete que este informe se convertirá en un recurso del que podremos disponer, debidamente actualizado, cada año a partir de ahora.

El primer dato que destaca el informe es que el 21% de todas las plantas está amenazado de extinción, de acuerdo con los criterios de la lista roja de la UICN, una cifra bastante considerable. El segundo es que el número de especies conocidas de plantas vasculares es de 391.000, de las que 369.000 son espermatófitos, plantas que dan semillas; el resto son helechos y licopodios. Y, además de las plantas vasculares, están también las algas y los briófitos. Brasil, Australia y China son los países donde el número de hallazgos de nuevas especies es más alto en los últimos años. El país más rico en plantas vasculares es Brasil, con 32.109, y el informe le dedica una atención especial. En 2015 se descubrieron en el mundo 2.034 nuevas especies (no muchas más que planetas en mayo...). Entre ellas hay una Drosera magnífica que mide 1.5 m de alto, de Minas Gerais, y una leguminosa, un árbol de la selva lluviosa de Gabón de 45 m de alto y hasta 1.4 m de diámetro, Gilbertiodendron ebo, que puede pesar unas 105 toneladas. Otra leguminosa (suculenta) de Namibia, Oberholzeria etendekaensis, género nuevo, parece que sólo cuenta con 30 individuos.

La Drossera magnífica, al Brasil, és una de les espècies descobertes per la Ciència el 2015. Autor: (CC BY-SA 3.0) Paulo Gonella
La Drossera magnífica, del Brasil, es una de les especies descubiertas en el 2015. Autor: (CC BY-SA 3.0) Paulo Gonella

Es notable que se hayan encontrado más de 90 especies de Begonia nuevas (en el sureste asiático, 15 de ellas en Sumatra), 18 de Ipomoea y 15 de Allium. Se ha descrito una Nepenthes barcelonae, planta carnívora trepadora del bosque nebuloso de la Sierra Madre, en Luzón (lo de barcelonae no es ningún homenaje a la ciudad condal sino a Julie F. Barcelona, una de las tres personas que la encontraron, botánica filipina de 44 años y profesora en la Universidad de Canterbury, Christchurch, Nueva Zelanda, que comenzó estudiando helechos y luego el género de fanerógamas parásitas Rafflesia —una de ellas, R. arnoldii, da las flores más grandes que se conocen— y que hoy lidera un importante proyecto sobre la flora de Filipinas). Algunas de las nuevas especies descubiertas en 2015 que han sido descritas a partir de muestras de herbario se cree que ya están extinguidas porque su hábitat natural ha sido destruido.

El informe nos dice también que se ha secuenciado hasta ahora el genoma completo de 139 especies de plantas, es decir menos del 0,1% del total, aunque de muchas más se han estudiado secuencias parciales. El progreso en este campo es rápido y se espera un gran avance en la comprensión de la filogenia vegetal en un futuro cercano.

Noves plantes vasculars entrades al International Plant Names Index (IPNI). Font: http://www.ipni.org/
Nuevas plantas vasculares entradas al International Plant Names Index (IPNI) desde 2004 a 2015. Fuente: http://www.ipni.org/ [AMPLIAR LA IMAGEN]
De 31.128 especies se conoce algún uso: 5.538 como alimento humano, 3.649 como alimento para nuestros animales, 17.810 usos médicos, 1.621 como combustible, 1.382 por usos sociales (p.e., tabaco), 11.365 para fibras y otros materiales, 2.503 son venenosas, 8.140 tienen usos ambientales, 5.338 se emplean como fuentes de genes y 683 son alimentos para invertebrados útiles, como las abejas. Toda la cuenca mediterránea se considera un hotspot (‘punto caliente’) para la riqueza de taxones salvajes emparentados con plantas de cultivo.

El informe identifica un total de 1.771 zonas de interés global, de las que muy pocas están protegidas. En 10 de los 14 biomas más importantes del mundo, se ha producido un descenso de la producción entre 2000 y 2013. El cambio climático puede ser uno de los factores que están detrás de este descenso y del riesgo de extinción: más del 10% de las especies se muestran sensibles a dicho cambio. La distribución por zonas de esta sensibilidad se representa en un mapa mundial en el que nuestro país es considerado, por cierto, de los menos vulnerables en este aspecto (lo que podría discutirse). Los cambios que se producirán en los cultivos son comentados por ciertas zonas especialmente problemáticas, como la subsahariana. Un total de 4.979 especies se han reconocido como invasivas. El informe contiene muchos datos interesantes y no hay duda de que a partir de ahora su publicación anual se convertirá en un referente obligado.

Índex de la sensivitat de la vegetació al canvi climàtic. Quant més vermell més sensible és la zona, i quant més verd, menys sensible al canvi climàtic. Font: The State of the World's Plants
Índice de la sensibilidad de la vegetación al cambio climático. Cuanto más rojo más sensible es la zona, y cuanto más verde, menos sensible al cambio climático. Fuente: The State of the World's Plants

El Kew Royal Botanical Gardens nos da un ejemplo sobre la función de las instituciones científicas que trabajan a escala global y al servicio de la sociedad global. El propio CREAF tiene esta ambición, como se puede ver si se repasan las líneas de investigación en nuestra página web. Al mismo tiempo, los datos que nos ofrece el informe del Kew son el producto del trabajo de mucha gente y de mucha investigación a pequeña escala territorial, el trabajo de una multitud de naturalistas explorando territorios y colecciones y de laboratorios mejorando las tecnologías para entender los procesos evolutivos que han generado la riqueza de especies y el vastísimo campo de los provechos que obtenemos. El mayor reconocimiento que alcanzan las publicaciones que aprovechan bases grandes de datos no debería llevarnos a despreciar, sin embargo, el trabajo de campo que al fin genera estas grandes bases de datos.

La otra lección del Kew es el compromiso en la denuncia de los riesgos que los cambios en los usos del suelo, la alteración del clima o la globalización en el transporte de materiales biológicos plantean sobre la riqueza de la naturaleza, de la que dependen tantos recursos y tantas oportunidades de aprendizaje. Por último, quisiera destacar la calidad de la presentación del trabajo, bella y pedagógica. 

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