El impacto social puede revolucionar la cultura científica
Si hoy subiésemos a la máquina del tiempo que imaginó H.G. Wells, podríamos, por ejemplo, volver al siglo XIX para ser testigos de los albores de la ciencia moderna. En aquella época, los límites entre ciencia y sociedad no eran tan quirúrgicos como los de hoy en día, sino que los intereses y necesidades públicas ejercían una poderosa influencia sobre la investigación científica.
En el siglo XX, todo cambia. La ciencia rompe con esta excesiva intromisión social, hasta llegar al punto en que la sociedad se convierte en proveedora de recursos y receptora pasiva de los descubrimientos científicos, mientras la comunidad científica controla hacia donde se dirije la investigación. Esta brecha se traduce en una actitud de indiferencia de la sociedad hacia la ciencia y viceversa, a menudo relacionada con un sentimiento de frustración provocado por una falta de entendimiento mutuo.
Afortunadamente, desde hace unos años, nos hemos dado cuenta de que las dos esferas necesitan interactuar y alimentarse una de la otra para crecer. Con una visión contemporánea de la ciencia, se busca que este acercamiento provoque una transformación social. Es decir, que los resultados aplicados de la investigación beneficien a las personas fuera del ámbito académico y de forma directa en sectores como la economía, la cultura, las políticas y servicios públicos, la salud, el medio ambiente o la calidad de vida. Esto es lo que conocemos como impacto social de la ciencia.
En palabras de nuestra responsable de impacto, Anabel Sánchez, “El impacto social vuelve a poner el foco en la contribución social de la investigación, promoviendo que la excelencia científica ayude a afrontar los retos globales de la sociedad y que involucrar a la ciudadanía en la investigación genere cambios sociales”.
El impacto social vuelve a poner el foco en la contribución social de la investigación, promoviendo que la excelencia científica ayude a afrontar los retos globales de la sociedad y que involucrar a la ciudadanía en la investigación genere cambios sociales
ANABEL SÁNCHEZ, responsable de impacto del CREAF
Los presupuestos para los proyectos de investigación se han incrementado recientemente y las entidades financiadoras –como la Comisión Europea– buscan que haya un retorno. Por eso, piden que una parte de la investigación responda de manera directa y práctica a retos sociales como, por ejemplo, la adaptación al cambio climático, la restauración de suelos o la transformación urbana.
Generando impacto desde el CREAF
El mundo se enfrenta a retos globales que amenazan el bienestar de los seres humanos. La investigación en ecología y medio ambiente es clave para resolver estos retos sociales y cambiar la forma en que la sociedad se relaciona con la naturaleza. Por eso, a través de la estrategia de impacto social, el CREAF promueve que parte de su investigación aporte beneficios directos a la sociedad –la toma de decisiones para la gestión del territorio, la mejora de ecosistemas, la educación científica de la ciudadanía, etc. Para hacerlo, se ayuda al personal investigador a alinear los proyectos con los marcos de trabajo para la innovación y la evaluación catalanes, nacionales e internacionales (por ejemplo, los criterios de evaluación de Horizon Europe, CERCA, MINECO, etc.).
La clave para favorecer el impacto es que, desde el inicio de los proyectos, el personal investigador tenga en cuenta los contextos no académicos para los que su investigación es relevante, quiénes son los beneficiarios o interesados en su investigación y qué canales, materiales y metodologías pueden ser útiles para llegar a ellos, incluyendo un lenguaje adecuado que facilite la comunicación y el uso. De entre las iniciativas que impulsamos, destacamos las de ciencia ciudadana con impacto educativo, como el observatorio de ciencia ciudadana RitmeNatura, los observatorios de seguimiento de mariposas en entornos urbanos uBMS y mBMS, el de seguimiento del estado de la salud de los bosques Alerta Forestal, los proyectos MosquitoAlert y EXOCAT y la plataforma de recogida de datos de biodiversidad iNaturalist.
Dando un paso más, podemos estudiar qué pasa después de haber transferido conocimiento esencial —por ejemplo, para las políticas públicas y la toma de decisiones relacionada con la gestión del territorio —y si hemos contribuido a generar transformaciones positivas gracias a indicadores que miden la evidencia. De ello es un ejemplo el proyecto BeWater, que aporta conocimiento relacionado con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de agua limpia y saneamiento, ciudades y comunidades sostenibles, acción por el clima y vida de ecosistemas terrestres y que ha contribuido de manera práctica a la mejora de la planificación y gestión local frente al cambio climático.
Red de impacto
En el centro, favorecemos la difusión de este conocimiento como miembros de Net4Impact la primera red interdisciplinaria sobre el impacto social de la investigación en España. Con representación de ciencias como la ecología, las humanidades, las matemáticas, las ingenierías y la educación, entre otras, este proyecto innovador contribuye a incrementar el impacto social de la investigación española desde diferentes vertientes:
- Promueve el intercambio de información entre sus miembros.
- Analiza el impacto social de proyectos propios y de áreas de conocimiento cercanas.
- Estudia las herramientas de recopilación de datos sobre el impacto social de la investigación (por ejemplo, Researchfish, Impactstory, SIOR, etc.). Los datos de estos repositorios son fuentes de buenas prácticas y experiencias de éxito inspiradoras para los investigadores y las administraciones públicas, para ganar puntos para hacer un nuevo proyecto o para buscar colaboraciones.
- Publica artículos en revistas científicas de prestigio de cada ámbito de trabajo.
- Hace divulgación y formación a través de eventos y redes sociales.
De entre las contribuciones divulgativas, destaca el informe “El impacto social de la investigación: qué es y cómo visibilizarlo”, que explica con ejemplos qué es el impacto social y qué caminos y estrategias existen para alcanzarlo.
Además, Net4Impact ha organizado una serie de webinars temáticos, uno para cada área de conocimiento de sus miembros. En la sesión “
" target="_blank" rel="noreferrer noopener">Impacto social de la investigación en ecologia y medioambiente”, moderada por Anabel Sánchez, la investigadora Annelies Broekman presentó Water and Global Change, un grupo de investigación del CREAF que estudia cómo la gestión del agua puede reducir la vulnerabilidad de las sociedades ante el cambio global.Próximamente, el 3 de junio, disfrutaremos de la conferencia final de esta serie de webinars titulada “Impacto social de la investigación científica”, donde Anabel Sánchez moderará y explicará el proyecto BeWater como un caso ejemplar. ¡Inscríbete!
Si hoy volviésemos a subir a la máquina del tiempo, podríamos dirigirnos hacia el futuro para ver qué transformaciones sociales ha generado nuestra investigación. ¿Habremos cambiado la cultura científica de la sociedad? ¿Habrá pasado alguna cosa inesperada y sorprendente? ¡Deberemos esperar un poco para descubrirlo!