Expertos internacionales proponen medidas para asegurar el abastecimiento de fósforo de forma equitativa y a largo plazo
En un comentario en la revista Nature Geoscience el investigador del CREAF Josep Peñuelas y un equipo de investigadores internacionales han evaluado el problema de suministro de alimentos al que deberá hacer frente el planeta si agotamos nuestras reservas de fósforo. Las proyecciones de futuro muestran que las reservas de fósforo se agotarán en los próximos 40 o 400 años. Los investigadores proponen racionalizar el uso del fósforo por parte de los países más ricos e invertir en nuevas tecnologías de reciclaje o de producción artificial de este nutriente.t.
Actualmente el fósforo, un fertilizante esencial para la producción de los cultivos, no está a disposición de todos los países con las mismas condiciones. De hecho, se estima que la demanda creciente para producir alimentos y biocombustibles puede agotar sus reservas en los próximos 40 o 400 años y agravar aún más la desigualdad de acceso al fósforo entre países ricos y pobres. Josep Peñuelas, investigador del CREAF y profesor del CSIC, con tres investigadores internacionales más, han valorado este fenómeno en una publicación en la revista Nature Geoscience como un trilema entre los países productores, los países consumidores ricos y los países consumidores más pobres.
En el trilema del fósforo cualquier opción de futuro para afrontar la gestión del fósforo a nivel mundial (continuar como ahora, subir el precio del fósforo o hacerlo más accesible) acaba entrando en conflicto con los intereses de al menos uno de los grupos.
Hoy en día, los países productores tienen acuerdos bilaterales para vender el fósforo por un precio relativamente barato en un puñado de países ricos que lo utilizan en exceso en sus campos de cultivo. Se calcula que América del Norte, el oeste de Europa y el sudeste asiático suman el 80 % del consumo mundial de fertilizantes de fósforo, aunque menos del 55% de los cultivos del mundo están localizados en estos países. Además, el 80% de este fósforo se pierde antes de ser consumido por culpa de la erosión de los suelos agrícolas. En cambio, en los países de bajos ingresos, el 30% de los campos de cultivo tienen déficit de fósforo y el acceso vetado a este fertilizante vital para mejorar la productividad de los campos.
Eliminar este acuerdos bilaterales y subir el precio del fósforo controlaría su consumo y permitiría preservar este recurso a largo plazo, pero dejaría aún más fuera de juego a los países más pobres que no se lo podrían permitir. Hacerlo más barato, o promover la igualdad de acceso, incrementaría el consumo y lo haría más accesible, pero se agotarían antes las reservas y desfavoreceria a los productores. Parece que ninguna de las opciones que ofrece el mercado solucione el problema, y todas las opciones entran en conflicto con los intereses de una de las partes.
Soluciones posibles del trilema
Según los investigadores, la gestión del fósforo debe centrarse en reducir su uso desmedido y el despilfarro en los países ricos y en implementar sistemas de producción de fósforo eficientes mediante grandes inversiones destinadas a garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo. Los expertos apuntan que habría que invertir en circuitos de producción de alimentos más cerrados que recuperaran o reciclaran el fósforo residual del sistema. "Para saber si esta inversión es factible habría que hacer estimaciones más precisas de la cantidad de reservas de fósforo que quedan en el planeta y evaluar los beneficios económicos que podrían aportar estas nuevas tecnologías de ahorro de fósforo ", apunta Josep Peñuelas del CREAF.
Artículo :
M. Obersteiner, J. Peñuelas, P. Ciais, M. van der Velde, and I.A. Janssens, 2013. The Phosphorus trilemma. Nature Geoscience, 6, 897-898, doi : 10.1038/ngeo1990