Gerard Codina y la experiencia del fuego para proteger los bosques
Sin tregua. Los incendios forestales que sufrió Canadá en el verano de 2023 devoraron bosques, hogares e infraestructuras, quemando más terreno que la suma de los 7 años anteriores. Un estado de emergencia en toda regla que el investigador predoctoral del CREAF, Gerard Codina, vivió muy de cerca desde Montreal, donde había viajado para un intercambio científico. "Llegó un momento en que el humo de los incendios cubría la ciudad durante varias semanas. Con todos los colegas canadienses con los que hablaba, me insistían en la gravedad de la situación que se vivió este verano y de cómo estos incendios eran un fenómeno sin precedentes en el país". Aquí, en la península ibérica, la realidad de los bosques también es preocupante. "Algunas comunidades forestales que se han quemado en los últimos años ya no se están recuperando". La impactante afirmación de Gerard Codina lo pone de manifiesto. ¿Cuáles son las causas detrás de esta preocupante tendencia? Podríamos decir que este es el vibrante día a día de quien, cuando apenas había comenzado la tesis doctoral en el CREAF, le otorgaron la 'Beca Impulsa Barraquer' para catalizar aún más su investigación. "Como persona que ha comenzado en la investigación, es muy ilusionante y motivador que el proyecto que estoy haciendo interese. Sobre todo en un momento en que dedicarse tiene tantas limitaciones", confiesa con una sonrisa tímida pero encantadora.
Su tesis, vinculada al proyecto RESIBIO, la trabaja codo a codo con Enric Batllori, investigador de la UB, y Francisco Lloret, investigador del CREAF y catedrático de la UAB. Tiene como objetivo principal entender la influencia del clima en la resiliencia de las especies vegetales y encontrar el momento crítico en que la capacidad de recuperación de los bosques mediterráneos llega a un punto de no retorno cuando sufre una gran perturbación, como un incendio. Y nos da un 'spoiler', en la mayoría de los casos tiene un impacto brutal.
Del jardín de la abuela a la investigación
Plantas, insectos, jardinería. Su afición por la naturaleza viene de lejos, desde que pasaba muchas horas en casa de su abuela, una apasionada de la jardinería y las plantas. "Cada tarde, después de la escuela, pasaba el tiempo jugando en el jardín, ayudándola a cuidar las plantas y explorando, buscando insectos y aprendiendo de ella". Un linaje que, parece, lo llevó a estudiar el Grado de Ciencias Ambientales en la UAB y, más tarde, el máster de biodiversidad de la UB con especialización en biología de la conservación. Allí, descubrió con más detalle la ecología y quiso dedicar su trabajo final de máster al clima y la ecología forestal en bosques de alta montaña. Lo tutorizó Enric Batllori cuando era investigador del CREAF y así fue como conoció el centro.
Antes de iniciar su recorrido en el CREAF, Gerard se dedicaba a la conservación y la gestión, pero confiesa que la vía de la investigación era un camino que siempre había permanecido latente y no quería descartar. Cuando se le presentó la oportunidad de un doctorado, no lo dudó dos veces.
"Nunca descarté la posibilidad de hacer investigación y, cuando se me abrió la puerta, lo tomé con mucha ilusión".
GERARD CODINA, investigador pre doctoral del CREAF.
Paralelamente a su tarea como investigador, su tiempo también lo dedica a participar en seguimientos de fauna, como el proyecto golondrinas del ICO, el de poblaciones de libélulas como indicadores del estado ecológico de algunos entornos naturales y el de la población de la tortuga de río.
Descifrar la resiliencia de los bosques frente a los incendios
¿Cómo se estudia la resiliencia de los bosques? Hay diferentes maneras de medir la resiliencia, de hecho es un debate y ahora mismo es un tema que se estudia mucho porque es necesario en el actual contexto de crisis climática. En el caso de los incendios, que es lo que nos ocupa, Gerard la define como la capacidad que tiene una comunidad vegetal de volver a su estado original después. Concretamente, la resiliencia nos ayuda a descifrar la influencia que tiene el clima ante este impacto en diferentes comunidades vegetales, y en situaciones climáticas también diversas.
Para hacerlo, el equipo en el que participa Gerard Codina utiliza la información disponible en los Inventarios Forestales Nacionales, que proporcionan datos cronológicos de diferentes parcelas forestales distribuidas por toda España. Con esto pueden ver cómo eran estos bosques en el pasado, cómo fueron afectados por el fuego y cuál es su estado actual. A partir de estos datos, Gerard calcula la resiliencia de estos bosques y la relaciona con diferentes variables ambientales de cada localidad, como el clima antes y después del incendio, las características del suelo, entre otras.
En la región mediterránea, los incendios forman parte de las dinámicas ecológicas del mismo ecosistema. Gerard confiesa que en muchos casos son clave para su buen funcionamiento, de hecho vemos que favorecen las sucesiones de muchas comunidades forestales que también son naturales de esta región, como por ejemplo, en bosques de pinos después de un incendio se pueden ver favorecidas especies como por ejemplo los robles y las encinas. Sin embargo, debemos ser conscientes de que con el cambio climático hay alteraciones en el comportamiento de los mismos incendios.
Los incendios Pueden aumentar su severidad y su frecuencia y es lo que estamos viendo. Esta capacidad que tienen los bosques mediterráneos, que en principio están adaptados a los incendios, puede ser insuficiente.
"Pueden aumentar su severidad y su frecuencia y es lo que estamos viendo. Esta capacidad que tienen los bosques mediterráneos, que en principio están adaptados a los incendios, puede ser insuficiente. Y también la interacción entre las diversas perturbaciones que nos encontramos, como por ejemplo la sequía. Estos bosques no solo tienen que enfrentarse a una perturbación, sino a dos que, además, son muy intensas", afirma.
Traspasar fronteras y viajar a Canadá
Sin darse cuenta, sus palabras revelan una sed de conocimiento insaciable y el deseo de llevar su investigación más allá de las fronteras mediterráneas se hace tangible en cada una de sus expresiones. Lo comprobamos cuando nos cuenta su experiencia en Canadá. Fue allí el verano pasado y pudo establecer una valiosa colaboración con los servicios forestales y el equipo de especialistas locales de la Universidad de Montreal. Allí los bosques y el clima son muy diferentes, pero la problemática es compartida. Han trabajado arduamente para comenzar a desarrollar nuevas aproximaciones que permitan entender cómo responden los bosques y los diferentes tipos de vegetación ante el fuego, y que pueden ser de gran interés en la gestión forestal. Tal como destaca Gerard, es una retroalimentación muy positiva para aprender nuevas metodologías y maneras de trabajar que enriquezcan ambos centros. Su valoración no puede ser más alentadora: "Las herramientas generadas serán de gran relevancia, sobre todo en el ámbito de la gestión, porque anticipan los impactos del cambio climático en los bosques, implementando estrategias para contribuir a conservar estos ecosistemas y evitar su pérdida y degradación".
Casualidad o no, esta experiencia en Canadá culminó de una manera aún más inmersiva, porque pudo vivir de primera mano los efectos devastadores de los incendios forestales del verano pasado.
Cuando hablamos del futuro con Gerard, aunque se muestra reticente a hacer especulaciones, piensa en grande y sin miedos. Pero siempre con un denominador común: trabajar para conservar y proteger la naturaleza.