#IFOdena - Hay motivos para creer que la zona quemada por segunda vez se recuperará
Las primeras consideraciones hechas sobre el terreno indican que la cantidad de semillas que pueden llegar al suelo tras el incendio de Òdena está entre 250.000 y 400.000 piñones por hectárea, incluso en zonas con baja densidad de pinos bastante jóvenes.
Apenas 48 horas después de que el incendio de Òdena se diera por controlado, investigadores del CREAF en col·laboración con la Oficina Técnica de Prevención de Incendios Forestales de la Diputación de Barcelona (OTPMIF), han empezado a evaluar el potencial de regeneración de la zona quemada.
La prioridad es conocer qué posibilidades de recuperación tiene el bosque, un pinar de pino carrasco (Pinus halepensis) que ya había sufrido el incendio de 1986 y se encontraba en fase de regeneración. Una parte importante de esta zona había sido clareada recientemente por la OTPMIF para mejorar la estructura y el crecimiento del bosque, y esto puede haber contribuido al control del incendio (ver vídeo). Estas claras habían dejado unos 1000 pinos por hectárea, con una producción media de 9 piñas por árbol.
Con estos datos, los investigadores estiman que la disponibilidad de piñones para cubrir el área afectada puede llegar hasta los 400.000 piñones por hectárea. "Si las condiciones meteorológicas de los próximos meses son favorables para la germinación y el crecimiento de los nuevos pinos - explica Josep Maria Espelta, investigador del CREAF -, estas cantidades pueden asegurar una buena regeneración de los pinares afectados."
Los piñones son la única esperanza para la recuperación
Una parte de las piñas que produce el pino carrasco no se abren cuando alcanzan la madurez, y normalmente se mantienen cerradas durante años (¡hasta 30!) con los piñones viables, esperando la llegada de un incendio o un episodio de sequía extrema. Cuando llega la perturbación, las piñas se abren y liberan grandes cantidades de piñones en un espacio donde se ha reducido mucho la competencia de otras plantas.
"Es una buena estrategia para asegurarse la descendencia en caso de catástrofe -informa Espelta -. De hecho, cuando los árboles son muy jóvenes y aún no han podido producir muchas piñas, mantienen casi todas las piñas cerradas para formar este banco de semillas."