Las lluvias de 2020 ayudan a cicatrizar las heridas de los bosques catalanes
El DeBosCat, la Red de Seguimiento del Estado de los Bosques de Cataluña, registra como curadas 10.395 hectáreas que se han ido recuperando después de tres años seguidos de lluvias. El año 2020 sólo deja 4 nuevas afectaciones testimoniales con 49 hectáreas de bosque afectadas por sequía.
En 2020 ha sido un año excepcionalmente lluvioso, sobre todo en invierno, y ha tenido una primavera y verano poco secos. Esto ha hecho, por un lado, que los bosques de Cataluña no hayan sufrido prácticamente ningún episodio de decaimiento y, por otro lado que las afectaciones graves del 2016, que se habían rehecho tímidamente en los últimos años, tuvieran agua y tiempo para recuperarse y cicatrizar. En total, esta última campaña ha registrado como curadas 10.395 hectáreas de bosque. El año 2016 fue un año muy malo por los bosques catalanes, una sequía muy prolongada y un verano muy caluroso perjudicaron unas 17.500 hectáreas de bosque que los agentes rurales contabilizaron en 173 episodios. "Este año no ha habido afectación nueva en casi ningún sitio, sólo hemos detectado cuatro episodios que ocupan unas 49 hectáreas, comparado con los datos de 2016 son datos testimoniales", apunta Mireia Banqué, técnica del CREAF y coordinadora del DeBosCat. El DeBosCat es la Red de Seguimiento del Estado de los Bosques de Cataluña que impulsa la Sub-dirección General de Bosques del Departamento de Agricultura y hoy publica su informe anual.
Sin duda, el dato más relevante y optimista es la recuperación de los bosques que habían sufrido la sequía de 2016. Cuando un árbol queda debilitado por la sequía, según la lluvia de los años siguientes, puede recuperarse o morir. "Nosotros decimos que los bosques tienen memoria, después de una sequía puede llover un poco y reavivarse, pero por dentro arrastran un estado de salud delicado y no los podemos considerar cicatrizados hasta unos años después", comenta Banqué. Por este motivo, las zonas de bosque afectados por la sequía, que se habían quedado sin hojas, o incluso que tenían ejemplares muertos, se re-visitan cada año para ver si mejoran o empeoran o, incluso, si son capaces de recuperarse del todo.
"Veníamos de dos años buenos, y este año pasado, donde en muchas zonas ha llovido el doble, o más del de lo habitual durante los meses de diciembre, enero y febrero, ha sido decisivo para registrar una notable recuperación de los bosques catalanes, la mejor desde 2012, el año en que se inició el programa de seguimiento ", explica Jordi Vayreda, investigador del CREAF y director del DeBosCat. En global, en toda Cataluña, han quedado registrados con afectaciones tan sólo un 0,77% de los bosques.
“Este año no ha habido afectación nueva en casi ningún sitio, sólo hemos detectado cuatro episodios que ocupan unas 49 hectáreas, comparado con los datos de 2016 son datos testimoniales”, apunta Mireia Banqué
Resultados per comarcas
Dado que los episodios nuevos de 2020 son anecdóticos, esta campaña básicamente hereda resultados de la campaña anterior. Así pues, las comarcas que mantienen más superficie afectada vuelven a ser Osona y el Pallars Jussà, y en menor medida el Berguedà, el Gironès y el Montsià, todas por encima de las mil hectáreas. En todos los casos los episodios son antiguos, con una única excepción: el Berguedà que tiene 1 nuevo episodio, de 10,7 hectáreas.
Una herramienta de seguimiento forestal dirigida a gestores e investigadores
El proyecto DeBosCat (Decaimiento de Bosques de Cataluña) es una red de seguimiento del estado de los bosques de Cataluña. El objetivo principal del proyecto es el de disponer de una base de datos georeferenciada en un entorno SIG accesible para gestores e investigadores. Con la base de datos, el CREAF pretende que se pueda valorar el estado de los bosques y sus cambios a lo largo del tiempo, así como identificar qué especies y masas forestales son más vulnerables ante las perturbaciones y los cambios ambientales. El proyecto, que depende de la Sub-dirección General de Bosques del Departamento de Agricultura y se lleva a cabo con una estrecha colaboración entre el CREAF y el Cuerpo de Agentes Rurales, que desarrollan el trabajo de campo.