23/12/2022 Noticia

Manos a la obra para recuperar la flora amenazada en Catalunya

Responsable de comunicación social

Verónica Couto Antelo

Técnica de Comunicación del CREAF desde 2016. Apasionada del mundo natural y su divulgación. Bióloga (UB), máster en comunicación científica (BSM-UPF) y estudiante Humanidades (UOC).
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Según los criterios de la lista roja de la UICN, 37 especies de plantas están en peligro crítico de extinción en Catalunya. Para combatir esta situación, en los últimos años se han puesto en marcha varios proyectos de seguimiento de la flora amenazada y reintroducción de algunas especies clave. Este mismo 2022 un equipo transdisciplinar liderado por la investigadora del CREAF y profesora de la UAB, Sandra Saura Mas, ha apostado por la recuperación de tres especies con mucha bajada: el junco florido (Butomus umbellatus), el sombrerillo de agua (Hydrocotyle vulgaris) y la Sarcocornia alpini, que ha estado siguiendo desde hace años junto con el botánico Miquel Jover. El proyecto ha sido impulsado por el Departamento de Acción Climática de la Generalitat de Catalunya, con un 43% del presupuesto proveniente de los fondos FEADER, y han participado también la cooperativa Viver Tres Turons, especializada en planta acuática autóctona y con experiencia en cultivos de especies amenazadas, y Ramon Fortià, propietario del estaño de Boada donde se han plantado los juncos floridos y los sombrerillos de agua.


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“Estas tres especies de plantas están a punto de desaparecer en Catalunya, algunas presentan una población natural con menos de 3 individuos"

SANDRA SAURA, investigadora del CREAF i profesora de la UAB.

Para recuperar estas especies tan vulnerables en Cataluña, el proyecto ha hecho crecer un banco de plantas en el vivero, donde tienen condiciones más favorables, y las ha trasplantado al medio natural de los ambientes acuáticos del Baix Ter. Concretamente se han trasplantado 50 ejemplares de juncos floridos y 50 de sombrerillos de agua a los arrozales ampurdaneses y 30 individuos de Sarcocornia alpini en una zona de aguas salinas del parque natural. Durante septiembre, el equipo ha hecho la última plantación del sombrerillo de agua al estanque de la Boada. En este caso se tratan de 50 ejemplares y contarán con un seguimiento exhaustivo para asegurar su supervivencia. “Estas tres especies de plantas están a punto de desaparecer en Cataluña, algunas presentan una población natural con menos de 3 individuos", advierte Saura-Mas. Una situación muy grave que este proyecto, bajo el nombre de ReFlora, pretende paliar y, en definitiva, sumar a su objetivo de que la flora catalana amenazada vaya ganando más terreno. De hecho, que recupere las poblaciones que las personas hemos ido haciendo desaparecer con el paso del tiempo.

Sandra Saura, investigadora del CREAF i un col·laborador plantant i prenent les dades als exemplars de capell d’aigua (Hydrocotyle vulgaris) acabats d’ensotar en una de les vores de la zona d’aigües permanents de l’estany de Boada. Font: Ramon Fortià.
Sandra Saura, investigadora del CREAF y un colaborador plantando y tomando los datos a los ejemplares de sombrerillo de agua (Hydrocotyle vulgaris) acabados de ensotar en una de los bordes de la zona de aguas permanentes del estanque de Boada. Fuente: Ramon Fortià.
Sandra Saura, investigadora del CREAF tomando los datos a los ejemplares de sombrerillo de agua (Hydrocotyle vulgaris) acabados de ensotar en una de los bordes de la zona de aguas permanentes del estanque de Boada. Fuente: Ramon Fortià.
Sandra Saura, investigadora del CREAF tomando los datos a los ejemplares de sombrerillo de agua (Hydrocotyle vulgaris) acabados de ensotar en una de los bordes de la zona de aguas permanentes del estanque de Boada. Fuente: Ramon Fortià.
Ejemplares de sombrerillos de agua siendo plantados. Fuente: Ramon Fortià.
Ejemplares de sombrerillos de agua siendo plantados. Fuente: Ramon Fortià.

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Del campo al vivero, y de nuevo a la naturaleza

El primer paso del la reintroducción de estas plantas tan vulnerables ha sido conseguir fragmentos de las pocas zonas de Cataluña donde aun quedan para llevarlas hasta el vivero Tres Turons. Una vez salen del vivero y vuelven de nuevo a la naturaleza ya tienen un tamaño mediano y se pueden ensotar, plantarse en sotos como también se hace en un huerto. “Si la iniciativa consigue tener éxito, esto servirá para tener un banco de producción de las plantas que podrán trasplantarse posteriormente a más lugares y que conformen nuevos núcleos de población”, explica Ramon Fortià, que ha prestado el espacio del estanque de la Boada (Girona) por la investigación.

Sandra Saura, investigadora del CREAF y un colaborador muestran los ejemplares de juncos floridos serán plantados. Fuente: Ramon Furià.
Sandra Saura, investigadora del CREAF y un colaborador muestran los ejemplares de juncos floridos serán plantados. Fuente: Ramon Furià.
Ejemplar de junto florido cultivado en el vivero jonc florit antes de ser plantado en la zona de recuperación. Fuente: Ramon Furià.
Ejemplar de junto florido cultivado en el vivero jonc florit antes de ser plantado en la zona de recuperación. Fuente: Ramon Furià.
Tomadas las medidas y anotadas sus características, los pequeños juncos florecidos ya pudieron ser plantados en una zona del estanque donde el agua está presente durante casi todo el año. Fuente: Ramon Fortià.
Tomadas las medidas y anotadas sus características, los pequeños juncos florecidos ya pudieron ser plantados en una zona del estanque donde el agua está presente durante casi todo el año. Fuente: Ramon Fortià.
Proceso de medición y control de los ejemplares de junco florecido antes de ser plantados en uno de los extremos de la zona de aguas temporales del estanque de Boada. Fuente: Ramon Fortià.
Proceso de medición y control de los ejemplares de junco florecido antes de ser plantados en uno de los extremos de la zona de aguas temporales del estanque de Boada. Fuente: Ramon Fortià.

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Cómo suele decirse, la teoría es una cosa y la práctica puede enseñarnos otra. Y los programas de reintroducción no se salvan. De hecho, Saura-Mas defiende que precisamente “los imprevistos ayudan a tener una gestión real y adaptativa para aprender qué hay que hacer en cada situación y mejorar acciones de gestión futuras”. En el proyecto ReFlora los imprevistos vinieron en forma de mordisco. Antes del otoño, el ensotamiento de junco florido se llevó a cabo de manera controlada, identificando una a una las plantas. Aun así, una mañana haciendo las revisiones habían desaparecido un número importante de ejemplares y el equipo detectó que había mordidas alrededor. Después de una busca, identificaron que el culpable era un herbívoro invasor, el coipú, y los Agentes Rurales de la zona confirmaron su presencia alrededor del estanque. Así es como los miembros del proyecto en coordinación con el Parque Natural decidieron instalar un pequeño cercado con tela de gallinero para evitar el acceso de animales.

La presència inicialment no prevista dels coipús a la zona ha acabat obligant a fer un tancat amb tela de galliner per evitar així que aquests rosegadors de caràcter invasor “pasturin” l’espai i es mengin els exemplars de jonc florit. Font: Ramon Fortià.
La presencia inicialmente no prevista de los coipús en la zona ha acabado obligando a hacer un cercado con tela de gallinero para evitar así que estos roedores de carácter invasor se coman los ejemplares de junco florido. Font: Ramon Fortià.

¿Quién son estas tres plantas?

Los informes de los últimos años muestran que Sarcocornia perennis, y en concreto la subespecie alpina, ha sufrido un descenso de más del 90% en el parque natural del Montgrí, las Illes Medes y el Baix Ter. Se trata de una planta característica de las costas mediterráneas ibéricas y que hasta el 2010 no tenía una categoría protegida por la UICN.

Por su parte, Hydrocotyle vulgaris lleva tiempo siendo vigilada per los científicos y científicas y los Agentes Rurales. Ahora mismo se calcula una población estable, pero con solo 10-20 individuos. Como vive en zonas cercanas a vertidos de restos vegetales y proliferación del carrizo, es urgente llevar a cabo actuaciones de conservación como esta de ReFlora. En Catalunya podemos encontrarla solo en el massís de l’Albera, aunque antiguamente también se había registrado en otras áreas.

Ejemplares de sombrerillo de agua unas semanas después de ser trasplantados en el estanque de la Boada. Fuente: Ramon Fortià.
Ejemplares de sombrerillo de agua unas semanas después de ser trasplantados en el estanque de la Boada. Fuente: Ramon Fortià.
Ejemplar de Sarcoconia perennis subsp. alpini. Fuente: Merche S. Calle i Juan Enrique Gómez (WasteMagazine).
Ejemplar de Sarcoconia perennis subsp. alpini. Fuente: Merche S. Calle i Juan Enrique Gómez (WasteMagazine).
Ejemplar de juntos floridos, uno de los pocos individuos que aun quedan en la zona del estanque de Boada. Fuente: Ramon Fortià.
Ejemplar de juntos floridos, uno de los pocos individuos que aun quedan en la zona del estanque de Boada. Fuente: Ramon Fortià.

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Por último, Butomus umbellatus es una planta que nace y crece a los márgenes de regueras y campos de arroz, zonas delicadas por el uso de herbicidas y de maquinaria pesada. Ahora mismo solo se conocen dos poblaciones en l'Empordà y está en peligro por la UICN desde el 2001 y también en el catálogo de flora amenazada del país. Hay que decir que tanto esta especie como Hydrocotyle vulgaris son bastante habituales en los circuitos comerciales internacionales de plantas acuáticas ornamentales y deben de entrar en Cataluña de manera irregular. Una paradoja importante, puesto que mientras estanques privados pueden tener estas variedades domesticadas, las silvestres están desapareciendo de nuestra geografía. Esto resulta en un empobrecimiento de toda la especie a escala mundial, pero también de nuestra relación con la naturaleza.

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