
La naturaleza es como un engranaje que ha dejado de funcionar porque le hemos quitado muchas piezas; con el rewilding queremos recomponerlo y que vuelva a funcionar de forma más autónoma.
En Mozambique, después de la guerra, la reintroducción de ñus y búfalos ha ayudado a combatir la expansión de una mimosa invasora. Este es uno de los 42 casos de renaturalización -ampliamente conocido como rewilding en inglés- que se han revisado en un estudio publicado en Journal of Environmental Management y que contempla 19 países del mundo. La revisión, publicada en el marco del proyecto Horizon Europe wildE y liderada por la investigadora del CREAF Miriam Selwyn, ha comprobado que el 70% de los casos de renaturalización estudiados han mejorado la respuesta de la naturaleza frente a los efectos de las especies invasoras, sequías o incendios, entre otras perturbaciones. Entre las estrategias más efectivas destacan, por un lado, reintroducir grandes herbívoros para reducir las poblaciones de plantas invasoras y, por otro lado, promover las conocidas como quemas prescritas, fuegos controlados que, entre otras cosas, ayudan a que crezcan especies más resilientes al fuego. Los lugares donde esta estrategia ha tenido menos éxito son aquellos que han sufrido fenómenos extremos como sequías prolongadas o grandes incendios forestales, sobre todo en ambientes templados o mediterráneos. Según el equipo, una posible explicación es que se han intentado restaurar ecosistemas tal cual eran en el pasado, sin tener en cuenta que las especies de antes ya no están adaptadas a las nuevas condiciones ambientales provocadas por el cambio climático.
“La naturaleza es como un engranaje que ha dejado de funcionar porque le hemos quitado muchas piezas; con el rewilding queremos recomponerlo y que vuelva a funcionar de forma más autónoma, pero no necesariamente tal cual estaba antes, sino teniendo en cuenta el nuevo panorama de cambio climático y nuestra historia cultural, que necesita de mantener y promover nuevos paisajes como los mosaicos agroforestales”, destaca Miriam Selwyn, autora principal del estudio y miembro del proyecto wildE.
Según los autores, este estudio de revisión demuestra que las estrategias de renaturalización son muy efectivas y que los resultados podrían ser útiles para asesorar la puesta en práctica de la Ley de Restauración de la Naturaleza, ya que incluye todo un catálogo de ejemplos y una radiografía de lo que más ha funcionado.
Quemas prescritas, herbívoros y otros ejemplos
De entre la cuarentena de casos y más de 300 variables que analizaron, uno que ilustra el beneficio de recuperar hervíboros se ubica en el Parque Nacional de Gorongosa, Mozambique. Allí, durante la guerra, se sacrificaron una gran cantidad de mamíferos y el arbusto invasor Mimosa pigra lo aprovechó y fue expandiendo su territorio; para revertir la situación, se reintrodujeron grandes herbívoros como ñus y búfalos y, tras una década, la invasión de la mimosa se redujo a niveles previos al conflicto. En la misma línea, otra iniciativa reciente en la India también ha demostrado que reintroducir megaherbívoros, como elefantes y rinocerontes, reduce la presencia de plantas invasoras y aumenta la abundancia de plantas nativas. "Aunque no lo hemos analizado en este estudio, en España también hay iniciativas que están introduciendo animales de pasto, como caballos, para prevenir incendios forestales y fomentar la biodiversidad. Estos herbívoros recuperan la función que tradicionalmente se hacía con la ganadería extensiva”, añade Miriam Selwyn. Asimismo, también existen ejemplos exitosos en el caso de carnívoros, como es la reintroducción del lobo en Yellowstone (EEUU). En concreto, la presencia de lobos hizo que los alces dejaran de ir a comer en las zonas abiertas de los bordes de los ríos y esto, a su vez, facilitó que la vegetación en estas riberas creciera, porque estos grandes herbívoros ya no se las comían.
Mungi, N.A., Jhala, Y.V., Qureshi, Q. et al. Megaherbivores provide biotic resistance against alien plant dominance. Nat Ecol Evol 7, 1645–1653 (2023). https://doi.org/10.1038/s41559-023-02181-y
Respecto a los incendios, un caso destacado se ubica en Sierra Nevada (California), donde la tala de árboles excesiva y la extinción de incendios ha provocado que los bosques sean menos resistentes al fuego, la sequía y las plagas. Tras comparar durante dos décadas tres escenarios: no tomar ninguna medida, hacer quemas prescritas o eliminar manualmente la carga combustible, demostraron que combinar las dos últimas era la estrategia más efectiva para reducir la carga de combustible. Josep Maria Espelta, investigador del CREAF, coautor del estudio y miembro del proyecto wildE explica que “en ecosistemas acostumbrados a convivir con fuego, como los mediterráneos, las políticas estrictas de supresión total de incendios a veces son contraproducentes, porque cambian las condiciones del hábitat y acaban favoreciendo estructuras forestales más vulnerables a esta perturbación”.
Otro ejemplo curioso se ha llevado a cabo en Reino Unido, donde se han introducido jabalíes para ayudar a algunas plantas a germinar. Estos animales remueven el suelo para encontrar alimento y esto, a su vez, puede ayudar a airear el terreno y facilitar que algunas plantas, como las campanillas (Hyacinthoides non-scripta), germinen.
No replicar el pasado
De acuerdo a la publicación, a diferencia de enfoques más tradicionales de restauración, la nueva estrategia de la renaturalización, el rewilding, no busca necesariamente replicar el pasado, sino promover ecosistemas vivos, diversos y dinámicos, “con el objetivo de que la naturaleza se adapte a escenarios inciertos como nuevas especies invasoras, fenómenos climáticos extremos, etc.”, añade Josep Maria Espelta. Esta perspectiva más novedosa también tiene en cuenta la interacción con las personas, por un lado, porque parte del paisaje ha evolucionado con nuestra historia. Por ejemplo, hay especies de aves y mariposas ligadas a espacios agrícolas. Por otro lado, esta nueva idea trabaja para hacer compatible las necesidades socioeconómicas con la conservación de la naturaleza en determinados contextos, “por ejemplo, potenciar herbívoros domésticos que tengan la misma función que los salvajes, de manera que sea positivo para el ecosistema, pero también para la sociedad (provisión de quesos, carne, etc)”, aclara Miriam Selwyn. Otro caso sería aprovechar la mortalidad de árboles provocada por las sequías recurrentes para favorecer estructuras forestales más resistentes a los incendios forestales.
Mungi, N.A., Jhala, Y.V., Qureshi, Q. et al. Megaherbivores provide biotic resistance against alien plant dominance. Nat Ecol Evol 7, 1645–1653 (2023). https://doi.org/10.1038/s41559-023-02181-y
¿Qué es el ‘rewilding’?
La frase hecha ‘la naturaleza es sabia’ esconde una verdad y es que una solución efectiva para proteger los ecosistemas frente al impacto del cambio climático es devolver a la naturaleza la capacidad de mantenerse por sí misma. Para ello, la ecología propone poner en práctica acciones de gestión del territorio enfocadas a la renaturalización. Con estas prácticas, tras un apoyo inicial de gestión y cierto acompañamiento posterior, “la naturaleza puede ser más autónoma y más resiliente”, añade Josep Maria Espelta.
En concreto, la investigación ha analizado proyectos que abordaban la renaturalización desde sus tres enfoques principales. En primer lugar, aquellos que tenían el objetivo de recuperar la complejidad de la cadena trófica, por ejemplo, introduciendo o eliminando ciertos animales, tanto herbívoros como carnívoros, que pueden controlar poblaciones, o facilitar la recuperación de plantas autóctonas. En segundo lugar, medidas que buscan adaptar los ecosistemas a perturbaciones que pueden ocurrir de manera natural y que así estén más preparados- un ejemplo son las quemas prescritas para reducir el riesgo de grandes incendios forestales-. Y, por último, acciones que pretendían conectar hábitats para facilitar que las especies puedan moverse y ampliar su territorio, por ejemplo, conectar un parque natural con zonas agrícolas para facilitar la dispersión de semillas. Además, la experta señala que es importante tener en cuenta que la renaturalización busca reducir la intervención humana en los ecosistemas así que "en algunas situaciones también puede consistir en no intervenir y dejar que la naturaleza evolucione sola”, explica Miriam Selwyn. Para analizar el efecto de las iniciativas de rewilding sobre la resiliencia de los ecosistemas, el equipo las comparó con casos control que no habían aplicado ninguna medida, para hacer la comparativa, incluyeron más de 300 variables, como la riqueza de especies, la cobertura vegetal o la carga de combustible.
“Con este estudio demostramos que la renaturalización puede ayudar a que los ecosistemas sean más resilientes frente al cambio climático, aunque su éxito depende de la intensidad de los fenómenos extremos y, a veces, necesitará que se apliquen medidas de apoyo adicionales”, finaliza Miriam Selwyn.
Artículo de referencia: Selwyn, M., Lázaro-González, A., Lloret, F., Benayas, J. M. R., Hampe, A., Brotons, L., ... & Espelta, J. M. (2025). Quantifying the impacts of rewilding on ecosystem resilience to disturbances: A global meta-analysis. Journal of Environmental Management, 375, 124360.