Plantas de toda Cataluña florecen y fructifican también en otoño debido al calor de los últimos meses
La temperatura de septiembre y octubre, mucho más cálida de lo que es habitual en esta época del año, ha modificado los ciclos naturales de muchas especies, sustituyendo el inicio del otoño por una “segunda primavera”. Han vuelto a brotar viñedos del Penedès y el Garraf, se ha retrasado la caída de las hojas de algunos árboles de hoja caduca y han florecido por segunda vez multitud de plantas silvestres y árboles frutales desde las Tierras del Ebro hasta la Cataluña del Norte. Dentro del mismo desorden temporal, los colores del otoño también llegan días más tarde de lo que solían hacerlo. El conocido "máximo cromático" que atrae a naturalistas y fotógrafos se retrasa. El proyecto de ciencia ciudadana Barcelona Reconnecta, con la participación del SMC, el CREAF y la UAB y financiado por el Ayuntamiento de Barcelona, ha recogido este año casi 2.000 fotografías enviadas por la ciudadanía para hacer un seguimiento de los efectos del cambio climático sobre el calendario de la naturaleza en la ciudad.
Durante las últimas semanas se ha notado un cambio brusco de temperatura en Cataluña. El inicio de otoño anormalmente cálido y seco ha dado paso a un principio de noviembre que ha sido más frío y adecuado a la época del año. La naturaleza, al igual que nosotros, ha notado y sufrido ese cambio del tiempo. Los datos ciudadanos recogidos por la red FenoCat del Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC) y del observatorio RitmeNatura del CREAF confirman que en otoño han vuelto a florecer muchos árboles frutales (naranjos, almendros, ciruelos, granados...) y también otras plantas como el espino blanco, la zarza, la retama, el endrino, la jara negra y un largo y preocupante etcétera. Además, han rebrotado y florecido especies tan importantes como el viñedo y han producido fruto por segunda vez árboles como el peral o el cerezo.
“Las floraciones y fructificaciones de otoño son bastante más discretas que las primaverales, pero requieren de un gasto energético por parte de las plantas que normalmente no les sirve para nada, ya que estas flores y frutos dejan de ser viables cuando llega el frío. Es un derroche de recursos que podrían necesitar la siguiente primavera”
ESTER PRAT, coordinadora del observatorio RitmeNatura del CREAF.
Esta modificación de los ciclos naturales de las especies se ha producido en gran parte de Cataluña, con especial incidencia entre las comarcas del Empordà, Maresme, Barcelona, Baix Llobregat, Vallès, Osona y Penedès, entre otros.
¿Nos quedamos sin otoño?
Otro efecto muy vistoso de este verano que se alarga es el retraso de los fenómenos fenológicos habituales de otoño, como el cambio de color de las hojas y su posterior caída.
“Llevamos años observando una clara tendencia a la reducción de las estaciones de transición, es decir, la primavera y el otoño. Este año hemos tenido condiciones climáticas prácticamente de verano hasta finales de octubre”
JORDI CUNILLERA, jefe del equipo de cambio climático del SMC.
Si hace más calor, los árboles caducifolios mantienen las hojas durante más tiempo y alargan el período en que realizan la fotosíntesis, de forma que cambian sus condiciones naturales habituales y necesitan más agua. Por otro lado, en los lugares donde la sequía tiene un gran impacto, el déficit hídrico puede llegar a tener más peso que el alargamiento de la estación cálida y los árboles pierden las hojas como mecanismo de defensa para no perder mayor humedad” concluye Cunillera.
Los datos del SMC exponen que Cataluña ha vivido el mes de septiembre más cálido de las últimas décadas y un mes de octubre que ha sido prácticamente igual al del pasado año, cuando se batieron la gran mayoría de los récords de temperatura para esta época del año.
Barcelona desarrolla un proyecto de reconexión con la naturaleza
Ante esta situación de cambios fenológicos importantes, el SMC y el CREAF están impulsando, conjuntamente con la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el proyecto de ciencia ciudadana ‘Barcelona Reconnecta’. Esta iniciativa explica el impacto del cambio climático sobre los ciclos naturales de las especies en los habitantes de la ciudad condal, favoreciendo su implicación en la observación de estos fenómenos a través del observatorio RitmeNatura. Con lo que llevamos de año, el proyecto ha realizado una veintena de talleres divulgativos y ha recopilado casi 2.000 aportaciones ciudadanas de más de 500 especies distintas. Esta iniciativa es posible gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona a través del Plan de Acción por la Emergencia Climática 2030.
Al mismo tiempo, la red FenoCat y el observatorio RitmeNatura han recopilado más de 18.000 fotografías de 3.000 especies diferentes, enviadas por la ciudadanía de toda Cataluña durante este 2023. Éstas han permitido detectar los diferentes fenómenos anómalos mencionados anteriormente.
De hecho, RitmeNatura está abierto a la participación de todos y todas, permitiendo a cualquier persona aportar sus fotografías de plantas y animales con la correspondiente información fenológica (si las plantas tienen hojas, flores, frutos, etc.) en la plataforma digital iNaturalist. Cualquier persona que quiera aprender cómo sumarse puede hacerlo a través de los talleres del proyecto Barcelona Reconnecta o de la página web ritmenatura.cat/participa/.