03/12/2024 Opinión

Traspaso de Kike Ballesteros

Enric Ballesteros
Investigador/a sénior

Jordi Catalan

Profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) e investigador del CREAF. Doctorado en Biología por la Universidad de Barcelona (1987).
Comparte

La semana pasada nos dejó Enric (Kike) Ballesteros, quizás el naturalista más importante de Cataluña de las últimas décadas. Su especialidad era el bentos marino, pero muchos quizás lo habrá conocido por alguna otra faceta. Quizá tenga el libro de las setas de Cataluña en casa. Es de aquella generación de ecólogos criados directamente bajo la maestría de Margalef en la Universidad de Barcelona. Seguramente, más que ninguna, compartió con él el interés por la observación naturalista. A pesar de entender que existen unas pocas normas generales, le fascinaba la contingencia del proceso evolutivo que ha llevado a tantas formas diversas de vida. Disfrutaba catalogándolas porque cada caso es un hecho único, más allá de la herencia filogenética y cuatro presiones que llevan a ciertas repeticiones imperfectas y convergencias.

La pasión por el fondo marino le venía de pequeño en Tossa de Mar. Con muy buenos expedientes académicos, pronto (1986) pasó a formar parte de la primera plantilla del nuevo Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB), donde halló mucho espacio, una mesa, una silla y mucha pared blanca y laboratorios vacíos. Con Iosune Uriz iniciaron un grupo de estudios del bentos marino, que poco a poco fue creciendo con recursos y personas, para acabar convirtiéndose en un referente mundial en el campo. En 1992, estalló el caso del alga invasora (Caulerpa taxifolia) y de repente los recursos aumentaron de una manera impensable para los estudios del bentos marino, que venían de una situación misérrima, siguiendo la tradición del país por el con respecto a financiación para la ciencia. Esto inició un seguimiento de todo el litoral catalán y balear que ha perdurado y ha permitido desarrollar métodos y criterios que se han consolidado en la gestión del litoral, al menos, en cómo debería hacerse. Quizás podríamos encontrar una similitud en lo que supuso el Inventario Forestal por el CREAF. En cualquier caso, su criterio siempre se ha escuchado con atención en los temas de conservación del litoral en todo el Mediterráneo.

Dotado de una memoria fotográfica, especie que veía, especie que recordaba. Aunque de formación botánica, tocaba todo lo visible. De ahí la participación en muchas obras de divulgación y guías de la naturaleza. Este conocimiento naturalista, no sólo por los nombres sino también por la forma de vida detrás de cada uno de ellos, lo abrió a muchas colaboraciones, al tiempo que hacía sus contribuciones personales, caracterizadas por una gran capacidad de síntesis, estructuración de la exposición e interpretación eco-evolutiva de las pautas.

Enric Ballesteros trabajando en un arrecife de coral del sur del océano Pacífico para el proyecto Pristine Seas de National Geographic. Imagen: Jon Betz/National Geographic.

Durante la última década y pico, y entre tratamiento y tratamiento de un cáncer, participó como naturalista experto en el programa Pristine Seas de National Geographic, dirigido por Enric Sala, otro notable científico catalán. La misión del programa es encontrar los lugares más pristinos de los océanos y tratar de estimular la creación de reservas marinas, en la que han tenido bastante éxito. Esto les permitió el sueño de dar vueltas por todo el mundo, encontrando estos paraísos perdidos. La prueba del algodón, a grandes rasgos, era poder nadar entre un mar de tiburones. La falta de estos gran depredadores es ya un primer indicio de que algo no va demasiado bien.
El último viaje fue a las islas Salomón, todavía no hace quince días. Antes de detener la expedición por su indisposición y ser trasladado de urgencia a Australia y después a Barcelona, ​​donde no se pudo recuperar, gozó de encontrar el mayor coral y, probablemente más viejo, observado hasta ahora – lo habrá visto en las noticias- , hacer una inmersión en un nuevo mini submarino de National Geographic a gran profundidad, y que los niños de una isla corearan su nombre mientras se buceaban saltando alrededor del barco. Buena despedida.

El Kike también disfrutaba mucho de la montaña, sobre todo del esquí de montaña y la pesca de la trucha. Te podía decir el nombre de cualquier planta o seta que encontraras. Éramos amigos desde la carrera, y nos ayudó mucho en los inicios de los estudios de nuestro grupo en los estanques de alta montaña. Los inviernos haciendo de “machaca” (me parece que este término ya se ha perdido en su sentido coloquial de realizar trabajos pesados, poco especializados y mal pagados) y los veranos estudiando los macrófitos de los estanques haciendo inmersión – un entretenimiento, comparado con lo multicolor del bentos marino. Los caminos arriba y abajo nos permitían hablar mucho de naturaleza, del atractivo intelectual y de la belleza. Lo echaremos mucho de menos.

Noticias relacionadas

Noticia
Bosc mediterrani CREAF
Noticia

Acompañar a los nuevos bosques para mitigar el cambio climático, nuevo proyecto del programa ‘Prismas y Problemas’ de la Fundación BBVA

Noticia
Sandra Saura CREAF
Noticia

Investigación, administración y un vivero se alían para salvar de la extinción a la redondita de agua en Cataluña

Opinión
Feines de recuperació de l’interior del Molí de’n Torrella. Autor: Carlos Pérez de Rozas (AHS)
Opinión

Por la adaptación