Científicos y ciudadanía acuerdan 33 acciones para adaptar la cuenca de la Tordera al cambio climático
El proyecto europeo BeWater ha creado un proceso participativo innovador, basado en el diálogo y la colaboración, implementado en cuatro cuencas de ríos mediterráneos. El 24 de enero se presentan en Sant Celoni las 33 acciones correspondientes a la cuenca de la Tordera y se valorarán las opciones que hay de aplicarlas.
El próximo martes 24 de enero, Sant Celoni (Vallès Oriental) acogerá el acto final del proyecto europeo BeWater, coordinado desde el CREAF. En él, se presentarán las 33 acciones recogidas en el Plan de Adaptación de la Cuenca de la Tordera, uno de los cuatro planes desarrollados por el proyecto junto con otros tres de Chipre, Eslovenia y Túnez. El acto, abierto a todo el mundo, también debe servir para valorar las opciones reales de implementar el plan de adaptación, elaborado a partir de la colaboración entre científicos, gestores y un amplio abanico de personas y colectivos relacionados con la cuenca de la Tordera.
Los planes de las cuatro cuencas presentados por BeWater el pasado octubre parten de condiciones ambientales, socioeconómicas y políticas muy diferentes, pero comparten una serie de retos comunes, en particular asegurar la cantidad y la calidad del agua. En total proponen 102 opciones de gestión que se podrían adoptar en los futuros procesos de planificación para el desarrollo de cada cuenca.
33 acciones para adaptar la cuenca de la Tordera al cambio global
En cuanto a la cuenca de la Tordera, el grupo de trabajo ha elaborado el primer plan de adaptación a escala de cuenca que se ha hecho en Cataluña. En total, se proponen 33 acciones para asegurar la cantidad de agua (7 acciones para este reto), para mejorar la salud del ecosistema (10 acciones), para mantener o mejorar la calidad del agua (4 acciones) y para hacer una gestión integral del agua (9 acciones). Las tres acciones restantes se proponen para hacer frente a dos o más retos a la vez.
De estas 33 acciones hay cuatro de priorizadas. La primera es la de acordar estrategias de gestión forestal adaptativa, que incluyan una visión amplia e integrada de todos los elementos del ecosistema. Así, "hay que coordinar las prácticas de gestión de los bosques con las de gestión del agua para tener una mejor comprensión de cómo interaccionan el bosque y el ciclo local del agua", explica Annelies Broekman, investigadora del CREAF y responsable del caso de Estudio de la Tordera.
La segunda es la creación de un centro de participación permanente, que sobre todo facilite el acceso a la información y potencie la iniciativa y la participación de la sociedad en procesos de decisiones que les afectan directamente.
En tercer lugar, hay que mantener el régimen de caudal ecológico del río, es decir, el caudal mínimo para garantizar que el río pueda mantener sus funciones vitales. Para hacerlo posible, "es necesaria una nueva normativa que haga compatibles las extracciones de los diferentes usos del agua con el mantenimiento del caudal ecológico", comenta Anabel Sánchez, investigadora del CREAF y coordinadora del proyecto BeWater.
Finalmente, se recomienda crear un plan integral para la protección del delta de la Tordera. Este plan, además de la protección y recuperación de las zonas húmedas, los acuíferos, la costa, los ecosistemas marinos y otros espacios naturales, debería incluir y armonizar las actividades socioeconómicas presentes en la desembocadura del río.
Presentación de los resultados y perspectivas de futuro
Anabel Sánchez y Annelies Broekman presentarán estos resultados y acciones durante el acto del próximo martes. El encuentro servirá a la vez, según Sánchez, para "evaluar de forma compartida el proceso y la metodología de trabajo empleada y, sobre todo, para explorar cómo podemos seguir adelante para darle sentido y proyección al trabajo realizado conjuntamente con todos los actores vinculados a la cuenca de la Tordera". Por ello el acto final del BeWater "también va destinado a los diferentes estamentos de la Administración Pública, quien en última instancia debe decidir si aplicar o no las acciones propuestas", añade Broekman.
Por otra parte, Marta Miralles, del Ayuntamiento de Sant Celoni y que ha participado intensamente en las reuniones y talleres desarrollados durante el proyecto, explica que "el Plan de Gestión Adaptativo para la Cuenca del Tordera debe permitir a los municipios reforzar el apoyo político a la hora de implementar las acciones de adaptación al cambio climático". Roser Maneja, investigadora del ICTA-UAB y del Observatorio de la Tordera y que también ha estado presente durante todo el proyecto, valora muy positivamente el trabajo hecho hasta ahora: "este proyecto ha creado una plataforma excelente para fomentar que la comunidad científica pudiera interactuar directamente con los actores locales para construir soluciones frente al cambio global". Ambas explicarán su experiencia durante el acto del martes 24 de enero, en la Rectoria Vella de Sant Celoni, a partir de las 9:30h.
Implicar a la sociedad en la toma de decisiones mejora la eficacia de las estrategias de gestión del agua
Las proyecciones futuras de cambio climático para la región mediterránea alertan que el aumento de la escasez de agua y de las sequías podrían afectar significativamente los habitantes de las diversas cuencas hidrográficas, con pérdidas socioeconómicas sustanciales y graves impactos ambientales. Annelies Broekman comenta que "se necesitan con urgencia nuevas estrategias de gestión del agua, pero también que éstas puedan contar con un alto grado de aceptación por parte de los afectados". Y Anabel Sánchez añade que "para maximizar la eficacia de las soluciones propuestas, las comunidades locales deben comprometerse con este tipo de estrategias y jugar un papel activo en su desarrollo".
Por ello, se han tenido en cuenta todos los sectores que utilizan el agua, con un énfasis especial en las poblaciones locales, el turismo y el uso del agua para fines agrícolas. Los planes contienen información sobre opciones de gestión de agua que se pueden implementar de manera singular o combinarlas para maximizar las sinergias entre ellas. Los planes también incluyen información sobre los costes, las responsabilidades y la monitorización de la eficacia de todas las opciones de gestión del agua. Este enfoque participativo e innovador se podrá replicar en otras cuencas mediterráneas. Es por ello que el proyecto BeWater será una fuente de inspiración en el ámbito de la planificación participativa de la gestión del agua, concluyen las investigadoras del CREAF.
Los últimos pasos del BeWater
Después de tres años de trabajo participativo entre científicos, gestores y ciudadanía, BeWater ya ha publicado los planes de gestión adaptativa del agua para cuatro cuencas mediterráneas amenazadas por los efectos del cambio climático: la Tordera (España), el Pedieos (Chipre), el Rmel (Túnez) y el Vipava (Eslovenia).
El próximo 9 de febrero, los socios del proyecto presentarán los resultados en Bruselas, donde se pondrá de manifiesto la necesidad de desarrollar los planes de adaptación de las cuencas fluviales integrando todos los actores interesados. Además, se presentarán las recomendaciones a seguir por parte de aquellas personas encargadas del diseño de políticas destinadas a hacer frente el cambio global a nivel Europeo. Y durante los días 7 y 8 de marzo tendrá lugar en Eslovenia una conferencia internacional sobre la adaptación en la gestión del agua, para compartir las experiencias de interacción entre ciencia y sociedad desarrolladas en el proyecto BeWater y en otras iniciativas.