Esta nueva forma de evaluar la investigación no sustituye a las tradicionales, sino que es un elemento que se suma a las que ya existen.
El impacto social de la investigación se consolida en la cultura científica del CREAF
Medir el éxito de la investigación suele asociarse a publicar en revistas de alto impacto o generar mucha cantidad de artículos científicos. Pero esta visión debe ampliarse para que reconozca la diversidad de contribuciones y beneficios que puede aportar el conocimiento científico. Estos beneficios pueden estar relacionados con el avance del conocimiento y también pueden estar relacionados con las contribuciones de la investigación para hacer posible un cambio en una ley, elaborar protocolos o, incluso, cambiar una forma de pensar. Para poder poner en valor este tipo de resultados, varios países están impulsando ya una metodología para evaluarlos. En el caso de Cataluña, esta visión ampliada es ya una realidad para los 42 centros CERCA, entre ellos el CREAF, que este año 2024 han tenido que presentar por primera vez varias narrativas de impacto. Cada uno de estos documentos desgrana cómo un área de investigación ha contribuido a transformar el mundo a cualquier escala, también detallar cómo se ha conseguido, es decir, trazar paso a paso el camino hacia este impacto.
“Esta nueva forma de evaluar la investigación no sustituye a las tradicionales, sino que es un elemento que se suma a las que ya existen. Es una oportunidad para reconocer y valorar un trabajo que investigadores e investigadoras en muchos casos llevan haciendo desde hace años y hasta ahora no se tenía en cuenta en la carrera científica”, explica Anabel Sánchez, responsable de impacto social del CREAF.
En concreto, el CREAF ha presentado dos narrativas, una sobre suelos y otra de ecología del paisaje, dos líneas de investigación que se remontan a hace más de 25 años y que continúan en la actualidad. Por ejemplo, uno de los logros que ha conseguido el grupo de suelos es que su investigación esté en la base del diseño e implementación de protocolos para restaurar el suelo con materiales orgánicos como el compost, el biochar o los fangos de depuradora. Esto contribuye al reto urgente de aumentar el éxito en la restauración de suelos degradados y en contribuir a que se mejore el almacenamiento de CO₂, aumente la biodiversidad que acoge y que sean capaces de retener más agua, entre otros beneficios. Por otro lado, el equipo de ecología del paisaje, destaca que ha contribuido de forma muy relevante a cambiar cómo los responsables políticos regionales y locales y los gestores del territorio en áreas urbanas, perciben los paisajes, especialmente en Cataluña y Andalucía. Lo que ha mejorado las prácticas de conservación y ha aumentado los espacios verdes, que conllevan beneficios evidentes para la biodiversidad pero también para la sociedad.
Uno de los logros que ha conseguido el grupo de suelos es que su investigación esté en la base del diseño e implementación de protocolos para restaurar el suelo con materiales orgánicos como el compost, el biochar o los fangos de depuradora. Imagen: Galdric Mossoll
“Hacer la narrativa ha sido casi cómo hacer una revisión de vida de mi investigación y darme cuenta de la repercusión que ha tenido hacia la sociedad, es decir, su utilidad a lo largo de los años. Sin duda ha sido un trabajo enriquecedor y muy valioso tanto por el centro como para mí mismo”, destaca Joan Pino, director del CREAF y quien ha liderado la narrativa de ecología de paisaje.
Cambio de cultura de centro
Cambio de cultura de centro
Valorar la investigación de este nuevo prisma puede ser un reto para investigadores e investigadoras. Para facilitarlo, desde que asumió el rol en 2021, Anabel Sánchez ha organizado diversos talleres y ponencias abiertas a todo el CREAF para explicar qué es el impacto de la investigación, resolver dudas y empezar a hacer un acompañamiento para que puedan integrar esta nueva mirada. Además de estas actividades, se ha reunido con los grupos de investigación del centro. Gracias a este trabajo, se han detectado las cinco líneas de investigación con más posibilidades para presentarse en formato de narrativa de impacto en 2024 en CERCA. Con estos cinco grupos, que incluyen expertas y expertos en polinizadores, ecología del paisaje, suelos, biodiversidad y bosques, se ha realizado un trabajo minucioso para identificar cómo han movilizado el conocimiento fuera de la academia y los beneficios que han ido generando a lo largo de los años. Fruto de este proceso se han elaborado cinco proto-narrativas y, finalmente, se han elegido dos para terminar de trabajarlas y presentarlas a la evaluación de CERCA. "Este ejercicio ha visibilizado años de interacciones entre comunidad investigadora y personas de fuera de la academia que han dado lugar a cambios en la vida real", comenta Anabel Sánchez.
“Analizar mi investigación desde esta nueva perspectiva me ha ayudado a valorarla mucho más. Ha sido un aprendizaje en el que he comprobado que, aunque no sea lineal, hay un camino para hacer que nuestra investigación tenga un impacto en la sociedad, como influir en una política o ayudar a tomar decisiones”, resalta Mireia Banqué, investigadora del CREAF que ha participado en la protonarrativa de los bosques.
Marco del impacto del CREAF.
Ingredientes de una narrativa
Ingredientes de una narrativa
Aunque el objetivo de una narrativa es evaluar el impacto de la investigación, los elementos y criterios para su evaluación pueden ser diferentes según el contexto y los objetivos. En el caso de la evaluación promovida por CERCA, que es pionera en Cataluña y en España, se han incluido aspectos muy interesantes como, por ejemplo, que se relate detalladamente el camino que ha recorrido la investigación hasta llegar al impacto, cómo pueden ser actividades de comunicación y de interacción entre personas investigadoras y actores sociales, publicaciones en webs institucionales de terceros, talleres, grupos de trabajo o acciones de transferencia. "Así también podemos destacar y dar valor a todos los elementos y personas que hacen posible que una investigación acabe generando impacto", puntualiza Anabel Sánchez. Otro de los criterios importantes es que el texto se escriba con un lenguaje llano, en el que quede claro el contexto de la investigación y las evidencias de los beneficios que ha generado.
Según ha comunicado la institución CERCA, esta primera edición ha sido un punto de partida y de aprendizaje, pero las narrativas de impacto "han venido para quedarse".