El cambio climático está reestructurando las comunidades de aves europeas y norteamericanas
La reestructuración es desigual según la época del año, cambia más rápido en invierno que en primavera. Esto podría exponer a las aves a una trampa climática. En la cuenca mediterránea, con más microclimas y microhábitats, este efecto no es tan claro y parece que las comunidades de aves no han cambiado tanto en los últimos 40 años.
Durante los últimos 40 años el cambio climático ha provocado que algunas especies de pájaros cambien su comportamiento y el lugar donde vivir: subiendo de latitud para buscar mejores condiciones (normalmente buscando ambientes más frescos) o dejando de migrar en invierno hacia el sur porque las condiciones del lugar donde han nacido son cada vez más suaves. Este hecho está cambiando las comunidades de aves de Europa Norteamérica. Así lo confirma un nuevo estudio publicado en el Journal of Animal Ecology que también constata que estos cambios son desiguales según la época del año, más evidentes en invierno que en primavera o verano. En invierno, las comunidades de aves que encontramos son cada vez más parecidas a las que había en zonas más cálidas hace unos años. En primavera, en cambio, no se observan cambios tan drásticos porque hay otros factores más relevantes. "El cambio climático cambia las comunidades de especies de manera que las especies del sur son cada vez más abundantes y las especies del norte disminuyen. Las especies del centro de Europa están colonizando Escandinavia", dice Aleksi Lehikoinen, primer autor del estudio y conservador del Museo de Historia Natural de Finlandia, Universidad de Helsinki.
"El cambio climático cambia las comunidades de especies de manera que las especies del sur son cada vez más abundantes y las especies del norte disminuyen. Las especies del centro de Europa están colonizando Escandinavia", dice Aleksi Lehikoine de la Universidad de Helsinki.
"Las aves migratorias migran sobre todo buscando más disponibilidad de alimento. Si ahora donde viven ya no hiela tanto y encuentran alimento fácilmente, ya no van a otro lugar a pasar el invierno", explica Sergi Herrando, investigador del Instituto Catalán de Ornitología (ICO) en el CREAF. En cambio, en primavera, los pájaros tienden a ser fieles a su lugar de cría y no se mueven muy lejos del nido. Durante la temporada de reproducción, los pájaros están ligados a un entorno concreto durante meses donde anidan y ponen los huevos, e intentan no abandonar a su descendencia, incluso si las condiciones climáticas no son muy favorables. Esta zona suele coincidir bastante con la zona donde han nacido y es una estrategia que siguen para asegurar la descendencia: si los padres criaron bien en ese lugar, la siguiente generación tiene más probabilidad de tener éxito allí mismo o muy cerca.
“Eso sí, si el clima cambia de forma rápida, el ecosistema puede sufrir alteraciones repentinas, por ejemplo de falta de comida, y esto puede convertirse en una trampa climática y exponer a los pájaros a quedarse en zonas desfavorables durante la época de nidificación ".
SERGI HERRANDO, investigador del CREAF.
El estudio analiza los cambios en las comunidades de aves de ocho países europeos, Canadá y Estados Unidos entre 1980 y 2016, con datos de más de 1.200 especies de aves. Sin embargo, los resultados son bastante similares en los dos continentes. En total, el estudio cubre observaciones de casi tres mil millones de ejemplares. La recolección de este material no sería posible sin las personas voluntarias que hacen el seguimiento de estas aves desde hace muchos años en diferentes programas de ciencia ciudadana de toda Europa y Norteamérica. Para la región Mediterránea se han empleado datos del Seguimiento de Aves Comunes en Cataluña, coordinado desde el ICO.
Las aves se quedan en el Mediterráneo
Otro resultado relevante del estudio es que en el Mediterráneo este cambio en las comunidades de aves no es tan evidente como en los países del centro o del norte de Europa. En primer lugar, no hay que olvidar que la temperatura media ha cambiado de forma más acusada en el norte que en el sur de Europa. Por otra parte, el Mediterráneo presenta un relieve y un paisaje muy heterogéneo, montañoso, que da lugar a microhábitats y microclimas que permiten que, por ahora, las especies encuentren espacios donde vivir aunque suba la temperatura. Además, al Mediterráneo no llegan muchas especies de África, en parte porque justo al sur hay ambientes desérticos que tienen una baja diversidad y abundancia de pájaros. Por último, "hay que tener en cuenta que la cuenca Mediterránea ha vivido también un proceso de forestación, el bosque ha crecido y esto ha facilitado que algunas especies hayan encontrado un ambiente relativamente templado para vivir", concluye Lluís Brotons, investigador del CSIC en el CREAF.