Sin embargo, este declive no afecta a todas las especies por igual. Así en el caso de las abejas, las más afectadas son aquellas especies de gran tamaño corporal, las de lengua larga y las que tienen un alto grado de especialización, tanto de hábitat como de dieta.
En cuanto a los principales motores que están provocando el descenso de insectos polinizadores, el informe señala la pérdida y fragmentación de hábitats naturales, la intensificación de la agricultura, la urbanización, el cierre de los claros en zonas forestales y cambio climático como principales causantes. El intenso cambio de usos del suelo a lo largo de las últimas décadas ha producido una disminución de las flores que sirven de alimento a los polinizadores y plantas nutricias de las orugas de las mariposas. En este sentido, es necesario recuperar los herbazales y márgenes multifuncionales de los campos de cultivo. La intensificación agrícola implica una pérdida de la diversidad de cultivos y hábitats en general, y una mayor utilización de plaguicidas perjudiciales por los polinizadores. El cambio climático está alterando los ciclos de vida de los insectos y afectando a las áreas de distribución de muchos polinizadores, que se están desplazando hacia zonas históricamente más frías. El cambio climático también afecta negativamente a la producción de flores y la secreción de néctar.