21/03/2025 Noticia

¿Cómo identificar las especies de robles peninsulares?

Responsable de prensa

Ángela Justamante

Graduada en Biología y comunicadora científica, actualmente responsable de prensa del CREAF, también cuenta con experiencia en proyectos europeos y de divulgación científica.

TEXT ESCRIT AMB LA COL·LABORACIÓ DE: 

Llega el Día Mundial de los Bosques y queremos hablar de un tipo de árbol cuyo nombre es ampliamente conocido por muchísimas personas: el roble. ¿Quién no ha usado alguna vez la expresión “ser como un roble” para referirse a alguien especialmente capaz de soportarlo todo? Pero, ¿cómo es de verdad un roble?

¿Cuántas especies de robles hay?

El término roble abarca decenas de especies del género Quercus. Saber qué especie tenemos delante es un reto, porque suelen mezclarse entre ellas (por un proceso reproductivo que se llama hibridación). Pero, no hay que desesperar, elementos como las hojas, las bellotas, la corteza o, incluso, la forma del árbol, pueden ayudarnos a diferenciarlos. Con esta infografía podéis aprender algunas claves para identificar las especies de roble más comunes de la península ibérica. 

Esta guía se ha elaborado en colaboración con el proyecto de ciencia ciudadana del CREAF Alerta Forestal y recoge los rasgos distintivos de ocho especies de roble: el melojo (Quercus pyrenaica); el roble albar (Quercus petraea); el carvallo o roble pedunculado (Quercus robur); el quejigo africano (Quercus canariensis); el roble pubescente (Quercus pubencens); el roble (Quercus cerrioides); el quejigo o roble carrasqueño (Quercus faginea) y la quejigueta (Quercus lusitanica). Todos ellos tienen en común que secan sus hojas en otoño; algunos las pierden inmediatamente y se les llama caducifolios, y otros las mantienen secas en el árbol hasta que nacen las hojas nuevas en primavera, y se les llama marcescentes.

Copas Quercus - CREAF

Todos los robles tienen en común que secan sus hojas en otoño; algunos las pierden inmediatamente (caducifolios), y otros las mantienen secas en el árbol hasta que nacen las hojas nuevas en primavera (marcescentes). Infografía: Laura Fraile y J.Luis Ordóñez (CC BY-NC 4.0) CREAF 2025.

¡Fíjate en las hojas de los robles!

Seguramente, el elemento diferencial más claro de cada especie sean las hojas. Debemos fijarnos especialmente en la profundidad de los lóbulos – los entrantes y salientes de los márgenes – y en su forma, que pueden ser más agudos, como es el caso del Q. canariensis o Q. faginea, o más redondeados, como Q. petraea o Q. robur. Otra pista es la longitud del pecíolo – el fino tallo que une la hoja a la ramilla que la sostiene –, que puede ser más largo o más corto.

Los ojos más expertos también pueden observar y contar los nervios de las hojas, que a veces son muchos, rectos y paralelos, como en Q. canariensis o Q. faginea, y otras son menos y poco paralelos, como en Q. petraea o Q. pyrenaica.  Además, el tamaño de las hojas también nos da pistas sobre dónde es más probable que encontremos cada especie. Las especies con hojas más grandes y lobuladas suelen vivir en ambientes más húmedos y más influidos por el Atlántico, mientras que las especies con hojas más pequeñas suelen asociarse a ambientes más secos y calurosos, más propios del Mediterráneo. 

Hojas Quercus - CREAF

Seguramente, el elemento diferencial más claro de cada especie de roble sean las hojas. ¡Fíjate bien con las diferencias! Infografía: Laura Fraile y J.Luis Ordóñez (CC BY-NC 4.0) CREAF 2025.

La forma de las bellotas y otras pistas

Las bellotas son los frutos del roble, y también nos pueden ayudar a acabar de identificar la especie. Podemos fijarnos  en la forma y el tamaño de la cúpula – esa especie de boina que cubre parte superior de la bellota – que puede envolver más o menos al fruto. Igual que en el caso de las hojas, el tamaño del pecíolo de esa “boina” también puede ayudar en el caso de que sea muy largo, como en Q. robur, o casi inexistentes, como en el caso del Q. petraea o Q. lusitanica

Bellotas Quercus - CREAF

Las bellotas son los frutos del roble, y también nos pueden ayudar a acabar de identificar la especie. Infografía: Laura Fraile y J.Luis Ordóñez (CC BY-NC 4.0) CREAF 2025.

En la infografía se muestra también la corteza de cada especie, pero es el elemento que menos ayuda a distinguirlas; hay algunas más rugosas o con más o menos fisuras, y también más claras y oscuras, pero la edad de los árboles y otros factores pueden hacer que las cortezas sean mucho más variables de lo que se puede mostrar en una infografía.  Por último, podemos dar unos pasos atrás y fijarnos la forma y el tamaño del árbol. Todos son árboles de una cierta presencia, especialmente si se encuentran aislados, y sólo Q. lusitanica es casi siempre una mata arbustiva que, además, se puede reproducir por estolones, como hacen, por ejemplo, las fresas o las mentas. 

¿Qué papel juega los robles en el ecosistema?

Los robles son una parte importante del ecosistema del bosque. Sus bellotas son una fuente de alimento fundamental para muchos animales, como ciervos, jabalíes, ardillas, ratones, arrendajos y otros córvidos. A cambio, algunos de estos animales ejercen de dispersores de las bellotas: cuando, sobretodo ratones y arrendajos, recolectan estos frutos, a veces no se los comen directamente, sino que los entierran o los esconden para consumirlos más tarde, y de vez en cuando olvidan dónde los han dejado. Gracias a estos despistes, muchas bellotas pueden germinar en lugares donde no habrían llegado por sí solas y los robles pueden ampliar así su territorio. 

Además, los troncos y las ramas, especialmente de los árboles más grandes y más viejos, son un refugio para muchas especies, incluidos mamíferos pequeños, aves o insectos. También son el sustrato de numerosos hongos, musgos y líquenes que habitan la corteza, y sus raíces profundas ayudan a fijar el suelo, evitando la erosión. 

Finalmente, vale la pena destacar también otro rasgo que caracteriza a los robles, y es que son especies rebrotradoras, una función muy útil después de una tala, de un incendio, o de una sequía extrema, ya que cuando el árbol que vemos acaba cortado, quemado o seco, si la raíz está viva es capaz de hacer crecer nuevos tallos que permiten al mismo individuo empezar de nuevo en el bosque.

Los robles son una parte importante del ecosistema del bosque. Imagen: Galdric Mossoll

¿Cómo identificar también los pinos?

Si quieres sumar otro reto botánico, también te recomendamos esta guía que publicamos hace tiempo para identificar los seis pinos más comunes en la península ibérica: el pino salgareño (Pinus nigra subsp. salzmannii), el pino carrasco (Pinus halepensis), el pino marítimo (Pinus pinaster), el pino albar (Pinus sylvestris), el pino piñonero (Pinus pinea) y el pino negro (Pinus uncinata). 

¡Atrévete, que es mucho más fácil distinguir los diferentes tipos de pino!

Conviértete en vigilante del bosque, ¡súmate a Alerta Forestal!

AlertaForestal es un proyecto de ciencia ciudadana del CREAF que desde 2016, mediante la colaboración de voluntariado, realiza un seguimiento de la salud de los bosques de Cataluña. Gracias a estos “centinelas” de los bosques podemos aportar un granito de arena al seguimiento del estado de salud de los bosques. Cualquier persona puede participar en este proyecto simplemente aportando fotografías horizontales de paisajes forestales afectados por sequía, procesionaria, oruga del boj, ventiscas o nevadas,  a través de la aplicación para móvil de AlertaForestal.