19/05/2023 Noticia

El agua y la biodiversidad de Doñana están al límite

Responsable de comunicación social

Verónica Couto Antelo

Técnica de Comunicación del CREAF desde 2016. Apasionada del mundo natural y su divulgación. Bióloga (UB), máster en comunicación científica (BSM-UPF) y estudiante Humanidades (UOC).
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Las lagunas y humedales de Doñana se están secando por culpa de la sobreexplotación que hacemos del agua no solo por la agricultura intensiva regularizada sino por los numerosos pozos ilegales sin penalizar.

En las últimas semanas varios medios de comunicación se han hecho eco del estado crítico en el que se encuentra Doñana. La propia Estación Biológica de Doñana, que forma parte del CSIC y está conformada por una comunidad científica, ha alertado de la situación: las lagunas y humedales se están secando por culpa de la sobreexplotación que hacemos del agua y esto causa la pérdida de muchos de los paisajes y la fauna y flora de este Parque Nacional tan excepcional. Esta sobreexplotación no es sólo por la agricultura intensiva regularizada, sino que también está provocada por numerosos pozos ilegales sin penalizar. Al respecto, Eloy Revilla, director de la Estación Biológica, intervino hace unas semanas en un pleno extraordinario del Consejo de Participación de Doñana y recordaba que “España está condenada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por no haber tenido en cuenta la extracción de agua ilegal para el cultivo y las extracciones de abastecimiento urbano en la estimación total del agua subterránea de la comarca de Doñana y por no haber previsto ninguna medida para evitar la alteración que ello ocasiona sobre los hábitats”. Aparte de la explotación agrícola que se da en la zona, esta misma semana se ha conocido el proyecto de resort turístico y campo de golf que la Junta de Andalucía quiere construir en torno al Parque. Si la situación sigue así, ¿cuáles son las especies y hábitats que menciona Revilla que vamos a perder? ¿Por qué es tan importante Doñana? Hablamos con nuestras investigadoras e investigadores. 

Biodiversidad y beneficios de las lagunas y marismas 

El sobreconsumo que hacemos del agua de Doñana, sumado a la sequía, ha provocado el declive de muchas especies de interés como los pájaros acuáticos que invernan, la anguila, el galápago europeo y los alcornoques.

Doñana se ubica en el punto de encuentro entre el Atlántico y el Mediterráneo, en Andalucía, y es uno de los pocos espacios naturales declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esto se debe a que es una de las zonas húmedas más grandes de Europa y tiene una gran variedad de paisajes y especies, como son las dunas, las playas naturales o las zonas de matorral con más de 30 especies vegetales. Asimismo, los animales son uno de los aspectos remarcables del Parque, porque “es una ruta muy importante de la migración de pájaros que van hacia África y viven en ella especies tan emblemáticas como los camaleones y los linces ibéricos. De hecho, en Doñana vive una población de linces muy remarcable en toda península”, nos explica nuestra bióloga y profesora de la UAB Sandra Saura Mas. Sin embargo, el sobreconsumo que hacemos del agua de Doñana, sumado a la sequía acusada que sufre la zona, ha provocado el declive de muchas de estas especies de interés, como por ejemplo los pájaros acuáticos que invernan, la anguila, el galápago europeo y los alcornoques. "Está claro que el agua de Doñana no da para todo y menos en las condiciones actuales, y futuras, de sequías prolongadas que tendremos", defiende nuestra experta en gestión del agua Estela Romero

Evolución de la recarga subterránea por lluvia, aumento de extracciones y déficit de aportación a los ecosistemas en Doñana. Fuente: Instituto Geológico y Minero de España (IGME).
Evolución de la recarga subterránea por lluvia, aumento de extracciones y déficit de aportación a los ecosistemas en Doñana. Fuente: Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

A pesar de la evidente falta de agua que tiene la comarca andaluza, ahora está sobre la mesa aumentar aún más la extensión de Doñana que se dedica a la agricultura intensiva. El primer afectado sería el acuífero, el sistema de aguas subterráneas que ofrece agua dulce en las inmediaciones de Doñana y “sostiene todo el sistema de humedales y lagunas”, comenta Romero, porque es donde llegan los pozos. Además, las prácticas agrícolas intensivas suelen utilizar de forma excesiva fertilizantes, pesticidas y otros productos químicos. Si el riego se hace masivamente (que es lo más habitual), estas sustancias se filtran por el suelo y pasan a los ríos y acuíferos. Y así, quedan contaminados por mucho tiempo. “Una vez los nitratos de los fertilizantes pasan al acuífero es muy difícil ponerle solución, porque hay una dificultad física para acceder a ellos y porque las aguas subterráneas tienen dinámicas lentas y tardan muchos años en recuperarse”, según la investigadora del CREAF. Si tenemos presente que en la península tenemos ya muchas zonas vulnerables por nitratos, proteger las que todavía siguen funcionando es elemental. 

Laguna de Santa Olalla, en septiembre de 2022. Foto: Ricardo Díaz Delgado (EBD/CSIC).
Laguna de Santa Olalla, en septiembre de 2022. Foto: Ricardo Díaz Delgado (EBD/CSIC).

En Doñana han desaparecido más de la mitad de las lagunas que había y a finales de este agosto se secó la última permanente que quedaba, la laguna de Santa Olalla.

¿Cómo nos afecta en nuestro día a día todo esto? La pérdida y contaminación del acuífero y el declive de fauna y flora en el Parque Nacional es crítica por aspectos de conservación de la biodiversidad, acceso al agua y atracción del turismo sostenible, pero los beneficios que nos aportan sus lagunas y marismas -y que podemos perder- van aún más allá. En primer lugar, las marismas ayudan a evacuar el agua cuando se dan inundaciones a su alrededor, que es “un servicio que está claro que necesitaremos cada vez más ante el aumento de fenómenos extremos que se prevén”, advierte nuestra investigadora Annelies Broekman. No hay más que recordar los efectos devastadores que tuvo el temporal Gloria. En segundo lugar, las marismas conforman una barrera hidráulica a la intrusión de agua del mar y son puntos importantes de recarga de los acuíferos, que actúan como pantanos naturales. “Los acuíferos se llenan cuando llueve y se van vaciando poco a poco, por lo que nos permite tener un acceso al agua dulce sostenido en el tiempo. Además, resisten bastante bien las variaciones de temperatura y precipitación, una característica esencial en el contexto de sequía que nos aborda”, explica Broekman. Pese a estos beneficios, en Doñana han desaparecido más de la mitad de las lagunas que había y a finales de este agosto se secó la última permanente que quedaba, la laguna de Santa Olalla. 

Un laboratorio único para la ciencia 

Una última característica especial del parque de Doñana, y que nos está muy cerca del CREAF, es que funciona como un espacio idóneo para la investigación sobre el mediterráneo y la sequía. Nuestra investigadora predoctoral Raquel Díaz Borego está desarrollando allí su tesis, para descubrir cómo las plantas interaccionan entre ellas para adaptarse a las condiciones climáticas locales que tanto están cambiando. A su vez, el investigador del CREAF y catedrático de la UAB Francisco Lloret estudia el monte blanco de Doñana, “porque es un sistema muy homogéneo, de matorral típicamente mediterráneo y que permite realizar los trabajos a largo plazo gracias a la protección del espacio”. En concreto, el ecólogo está interesante en la resiliencia de estos matorrales frente a los episodios de sequía, como el del 2005 que coincidió con un invierno muy frío y llevó al matorral al colapso. Unos estudios, que seguro, tendrán resultados preocupantes si la falta de agua por sequía y sobreexplotación sigue aumentando. 

El Parque Nacional de Doñana es un espacio idóneo para la investigación sobre el mediterráneo y la sequía. Foto: Getty Images.

En definitiva, la situación de Doñana está al límite y los recientes impactos que ha sufrido agravarán la actual crisis ecosocial: tendremos menos agua en un contexto de sequía sin precedentes, menos fauna y flora en un contexto de pérdida de biodiversidad planetaria y menos laboratorios científicos en un contexto de escape de talentos. Está claro que si perdemos Doñana, perdemos todas. 

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