La sociedad tiene un papel clave en la gestión de las cuencas fluviales
El proyecto 'BeWater', coordinado por el CREAF, hace público su primer policy brief, un informe resumen donde se explica a los actores implicados el contexto, objetivos y trayectoria del proyecto. En éste se destaca la transversalidad de instituciones y participantes, y el papel clave que debe tener la sociedad en la adaptación de las cuencas fluviales al cambio global.
La gestión de los recursos hídricos se plantea como un problema capital agravado por los impactos del cambio climático, especialmente en la región mediterránea. Por eso es muy necesario, destaca el informe titulado Planning for climate change: Society as a key player in river basin adaptation, desarrollar planes de adaptación concretos para cada una de las cuencas fluviales. Para ello, es necesario que todas las partes interesadas trabajen coordinadamente, a escala local y regional, para crear la conciencia necesaria para hacer frente a este reto. De hecho, la participación de la ciudadanía en el desarrollo de las estrategias de gestión es fundamental.
Hasta ahora, se ha tenido poco en cuenta los efectos del cambio climático sobre las cuencas de los ríos. Estas son unidades biogeográficas de gran complejidad donde confluyen una gran cantidad de intereses. El proyecto 'BeWater' responde esta necesidad y pretende dar soluciones a los problemas hídricos ocasionados por el cambio global. Para llevar a cabo este proyecto, hay que —ya desde el primer momento y siempre con una metodología científica clara— implicar a todo aquél que pueda tener un interés: la sociedad; grupos de interés como agricultores, empresarios...; expertos y responsables políticos.
En Catalunya, 'BeWater' tiene en marcha un plan de adaptación para la cuenca de la Tordera. La iniciativa ya ha sido destacada como ejemplo de buen proyecto de ciencia ciudadana. Además del caso catalán, el 'BeWater Project' también evalúa y propone planes de adaptación para tres ríos más del Mediterráneo, uno en Eslovenia, uno en Túnez y uno en Chipre.